11. PIEDAD

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Luka

Ella emergió entre las sombras de la noche sujetada por Lain, una chica tonta por atreverse a cruzar un mundo al cual no estaba preparada. Luka la estudió concluyendo que no tenía las condiciones físicas para seguirles el paso al resto, cada uno de los chicos había sido seleccionado por una razón. ¿Cómo podría ella sobrevivir? Y sobre todo ¿el propósito de Lain? Por mucho que le disgustara no podía contradecir a Dimitri. Cuando ella se acercó nerviosa, él notó su rostro sudoroso y colorado. Se preguntó: ¿qué estaba haciendo ella cuando Lain la encontró?

Aquello no importaba, la misión era trascendental más allá de las circunstancias o situaciones no previstas, cada uno ya había sido instruido sobre el papel a desenvolver en aquella encrucijada. Después de que Nouri despejara la barrera, siguió a Caleb. Mientras caminaban no notó nada extraño, salvo su atención hacía ella, su quejido era constante, demostrando una vez más lo débil que era... A pesar de eso, no se quejó, ni una sola vez. Estaba curioso por saber a qué se dedicaba ella. Luego divisó un movimiento a varios metros de ellos, no dijo nada al ver que solo era el viento. Luka estaba tan familiarizado con ese tipo de pendientes.

Cuando cruzó una brecha estrecha, de nuevo sintió el movimiento, ya se encontraba del otro lado aun así agudizó sus sentidos. Antes de que le diera tiempo de advertir, atisbó a la chica ser desprendida de la fisura por una especie rara de serpiente. Estaba por ir a su ayuda cuando Dimitri lo detuvo. Se quedaron observando como ella jadeaba y trataba de huir. Ni siquiera poseían un arma, Luka estaba decepcionado, tanto que por un momento pensó que lo mejor era que fuera devorada por el reptil. Él volteó la mirada a los demás quienes en silencio le indicaron que fuera.

Con mala gana, bajó rápidamente sujetándose entre los troncos de los árboles. La vio con la mirada aterrada cuando el animal se enroscaba en su pequeño cuerpo. Luka gruñó, entonces insertó la espada matándola enseguida, sintió la vibración en sus manos, por lo que en su mente se vio recitando un conjuro. Su cuerpo dejó de moverse, él cruzo la mirada con ella. Su rostro aliviado le provocó cierta irritación.

«¡Pobre! pensó

Cuando escuchó su voz prefirió no darle siquiera importancia, rápidamente retornó con a los demás sin preguntarle nada, no tenía la intención de intercambiar palabras con ella. 

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