El cielo y el infierno residían dentro del alma al enfrentarse a sí mismo en una batalla por lo justo y lo injusto. Raizel comenzaba a comprender el gran dilema que emergía para cuestionarle todo. Se preguntó si ella debía elegir un camino, ahora no quería saberlo. Aunque si era la prueba de la que había hablado el ángel. Si lo era; en instantes era doloroso y a la vez revelador. Quizá la muerte era así de simple... Olvidar todo cuanto existía, aquellos sentimientos que alguna vez se defendieron, se sintieron o entregaron dejarían de ser importantes cuando la muerte reclamara por ella. las personas que importaron alguna vez perecerían convirtiéndose en una sensación de liberación.
Algo dentro de ella dictaba que acabara con todo a su paso, condenar aquellos actos indulgentes para mantener la balanza. Su voluntad se vio cegada por algo más fuerte que ella. Una batalla interna por quien era, quien debía ser y finalmente en quien debía de convertirse. Por un instante se vio en un punto de quiebre; salvar a Eileen solo traería guerra, pues ella era como un eslabón perdido que conectaría con las memorias antiguas de los Clarianos peleando por el poder. Su mente oscureció y pensó que lo mejor era dejarla morir.
«¿Cómo podría es mi hermana? —Dijo en voz alta.»
Raizel no quería un mundo de caos, pero lejos de ser una falacia de la vida, era inevitable. No podía entender a los humanos; aunque creyó firmemente que todos necesitaban una oportunidad. Solo una posibilidad de redención, aun así, dudaba. Comprendió que, como muchos, no sabía que camino elegir o si había nacido para un propósito, ahora sus convicciones se veían amenazadas por la verdad que trataba de evitar conocer. La destrucción.
«A partir de ahora, caminare con los ojos de la verdad —juró Raizel con voz firme—. Delta Luminoso camina conmigo y ayúdame a ver las cosas que no veo ni soy capaz de entender para enfrentar lo que me atemoriza y a salvar lo que es importante.»
Ella palpó algo rígido bajo sus pies. Estaba parada encima de una plataforma dura y fuerte, cuando aclaró la mirada suspiró aliviada, se encontraba por fin en la jaula de oro. Raizel quiso reírse en son de burla, era todo. ¿Esa era la prueba para controlar el Delta luminoso? Aun no estaba segura. Sintió el sonido de las cadenas controlando su descenso, al estar en el suelo la jaula se abrió. Cuando por fin salió; vio al ángel acercarse a ella.
—Has regresado muy rápido. —La miró curioso.
—Supongo que sí. —respondió un poco cansada—. No fue tan difícil después de todo...
—Pudo haber sido por la sangre que llevas en tus venas. Después de controlarlo volveré a dormir tu memoria. Ocultaré este encuentro para protegerte, además deberías considerar aprender a ocultar el Delta Luminoso, ahora mismo; déjame decirte que tus ojos son encantadores, los más llamativos que jamás haya visto... dejando saber a merced de cualquiera que eres la portadora de esa reliquia. Eventualmente irán evolucionando al igual que tu...
—¿Cómo hago para ocultarlos?
—Debes concentrar tu energía y calmar tus emociones, no están complicado.
Raizel se relajó tanto como pudo, respirando hondo y cerrando los ojos. Pareció sencillo, pero no sabía si resultaría, puesto que ella era un caos emocional. Advirtió la presencia de algo diferente a ella, luz. Podía ver el albor de su alma. Ese era el poder del Delta Luminoso. No veía la forma física que poseían los seres vivos si no otro mundo desconocido enérgico como su propia vida.
Abrió los ojos.
—¡Buen trabajo! Concéntrate Raizel, siguen igual de llamativos...—La miró con desaprobación.
Siguió intentándolo una y otra vez... No comprendía bien la concentración de energía más emociones; era una formula incongruente. Probablemente se asemejaba a la fusión del agua y el aceite. Después de varios intentos por fin el ángel asintió. Se sintió orgullosa de haberlo logrado.
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ADMONICIÓN
FantasyPortada elaborada por @Meganhezert LIBRO -I- TRILOGÍA "GLORIA Y DESTRUCCIÓN" Un mundo atado a una maldición empieza a desmoronarse por los actos humanos en contra de la Tierra. Para mantener el balance en Clarus y evitar su extinción emerge la po...