La lóbrega lucidez del laberinto espinoso provocó cierta incertidumbre en Raizel. Se preguntó si los demás sentían el cansancio que envolvía todo su cuerpo. No quería parecer la débil de nuevo, solo rezó para que alguno pidiera que se detuvieran a descansar
—Deberíamos detenernos un poco. —Sugirió Dimitri
—¿Parar? no es como si tuviéramos todo el tiempo del mundo a nuestro favor. —La voz cáustica de Tairy parecía indomable como una ola de mar.
—Me parece una excelente idea. —Nait se dejó caer al suelo agotado.
—¡Nait! ¿No estarás hablando en serio?
—¡Vamos Ty! —Dijo él palpando el suelo con su mano para que ella se sentara a su lado.
Tairy hizo una mueca resignada a contradecir a Nait. Raizel y Zed se fueron a sentar junto a ellos, en cambio Dimitri recostó su espalda junto a una pequeña roca. Como si Nait hubiese adivinado lo que Raizel deseaba. Formó cinco esferas pequeñas de agua, levitándolas suavemente a cada uno de ellos.
—¡Gracias! —expresó Raizel en agradecimiento y aliviada al poder hidratar su cuerpo que exigía el vital líquido con devoción.
—¿Cómo puedo... tomar esto? —preguntó Zed viendo a Raizel en busca de una respuesta.
Antes de que pudiera responder. Nait se apresuró a hacerlo.
—Solo imagina que estás dándole un mordisco a una manzana. No es tan complicado.
Raizel fue la primera en intentarlo. Al saborear el agua, su cuerpo se sintió convalecido. No pudo evitar observar a Zed beber el agua, parecía disfrutar cada sorbo que daba. Cuando él se dio cuenta le sonrió. Sorprendida, esquivó su mirada rápidamente. Aprovechando el líquido en su totalidad, cuando remojó el rostro, en aquel momento añoró un baño con agua tibia, su cuerpo lo pedía a gritos.
Nait pasó algunas frutas y panecillos rellenos a todos. El primero en comer todo fue Zed. Raizel no concebía cargar con todo eso. Preguntaría después el nombre del artefacto que usaba Nait para llevan consigo tantas cosas... Lo único que notaba era una pequeña brújula que los liberaba.
Tiempo después Dimitri se puso de pie; los demás siguieron su paso.
—Debemos seguir. —Hizo saber él acercándose a Nait para revisar el mapa.
Caminaron por un tiempo menor de lo que habían avanzado antes. Finalmente encontraron la entrada a la tercera sección. Aquella puerta era imponente. Nait observó el mapa luego se acercó en la parte central de la puerta. Unas ramas cubiertas de espinas pequeñas se encontraban en constante movimiento deslizándose alrededor de la puerta como serpientes. Nait posó su mano derecha en una de ellas, esta fue enrollándose con suntuosidad como si no pertenecieses a ese mundo, brillantes y amenazantes como el filo de una espada recién forjada. Segundos después varias gotas de sangre brotaron de la yema de sus dedos. Las pequeñas ramas de espino se retiraron llenando una abertura triangular con la sangre de Nait. Luego la puerta empezó a sacudirse. Se abrió lentamente dejando escapar los rugidos del viento que les daban la bienvenida.
Ingresaron a la tercera sección, de pronto Raizel volteó a ver con la esperanza de ver a Luka o a Caleb aparecer entre alguna curvatura del laberinto. Sin señal alguna. Retomó su caminó.
—Tranquila. Ya vendrán.
—¡Eso espero! —Respondió a Zed acelerando el paso para no quedarse atrás.
Raizel fue avanzando con cautela y alerta observando con sagacidad su entorno. Varios minutos después, aquella sección fue tomando un aspecto espeluznante. Como si el cielo hubiese cambiado drásticamente, agobió la poca luz que quedaba reduciéndolo a un ambiente poco visible para los ojos. Los muros de espinas parecían ser más anchos a cada paso que daban no se imaginó que les esperaba. Con el inmutable
ESTÁS LEYENDO
ADMONICIÓN
FantasyPortada elaborada por @Meganhezert LIBRO -I- TRILOGÍA "GLORIA Y DESTRUCCIÓN" Un mundo atado a una maldición empieza a desmoronarse por los actos humanos en contra de la Tierra. Para mantener el balance en Clarus y evitar su extinción emerge la po...