37. HELLBALL

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Raizel y los demás regresaron a Witchlight a través de una puerta dimensional, una joven de cabello negro y corto los guió a un pasaje alargado que emergió en el pasillo uno del lado izquierdo. Cuando ingresaron en el ancho y largo pasillo una llamarada de fuego apareció en toda la entrada como una corriente por todos los lados de la pared se acercaba a toda velocidad como un vendaval, Raizel estaba a punto de echar a correr cuando las manos de Luka la detuvieron. Ella tragó saliva a ver el fuego venir delante de ellos.

-¡Nos quemaremos! -tartamudeó Raizel con el corazón a pulso.

-Tranquila, es solo una broma. -Nait sonrió burlón.

Su mente se iluminó, ellos cada año cambiaban de broma, el año pasado había sido un enjambre de abejas venenosas con tamaños de aves pequeñas. Los jugadores olímpicos eran unos fanfarrones, se creían los dueños de Witchlight.

Dimitri emergió entre la llamarada.

-¡Sigamos! No tenemos tiempo.

Dimitri caminó entre el fuego. Aquellos fulgores parecían tan reales, que podía ver como su cuerpo era consumado por él, se necesitaba tener nervios de acero para no salir corriendo y caer en otras de sus bromas. Luego las llamas se esfumaron como vapor dejando un ruido entre las paredes.

Luka se alejó de Raizel dejándola sola.

-Eso me ha fascinado. -Zed llegó a su lado.

-Estoy aterrada. -respondió Raizel observando si él ya se encontraba bien.

-Quisiera estudiar en un lugar así. -Zed observaba las estatuas de leones en el pasillo-. Pero recuerdo que son cientos de años y me arrepiento.

-De intercambió quedarías mejor.

Se rieron.

Las estatuas de varios leones de tamaño mediano estaban sujetas en la pared y de su boca desprendieron cientos y cientos de mariposas negras, los rodearon plegando una oscuridad imponente, pronto se difuminaron entre las paredes dejando marcas de sus alas con ojos incrustados en ellos. Brillaron alumbrando el pasillo que carecía de ventanas. La luz reflejó con claridad la sombra de Raizel, de pronto pensó que estaba alucinando cuando el suelo se movió, se deslizaron entre laberintos, subiendo y bajando en algunas paredes. Pronto la luz iluminó la salida, se hallaban en la plataforma del coliseo cubierto por arena, toda su cávea se encontraba repleta por los estudiantes de Witchlight. Las voces se unieron al unísono en un pronunciamiento de ferviente emoción.

-¿Jugaran a morir? -pregunto Zed.

-¡No! -Respondió Nait-. Es un juego amistoso.

-Jugaremos Hellball, -Explicó Tairy-; el mejor deporte olímpico de Chrystal.

-Zed no podrás participar. Debes saber que existen reglas, y tú no eres uno de nosotros ni un dominante elemental de ningún reino. -Dimitri pronunció aquellas palabras con la mejor amabilidad posible.

-Lo entiendo. Me uniré a los espectadores. Los estaré apoyando desde arriba. -señaló en son de unirse al bullicio de los estudiantes ovacionando el juego, enardecieron sus ánimos por el cielo para que la justa iniciará.

-¡Esperen! -Irrumpió Raizel en voz alta-, ¿yo quedo fuera verdad? No esperen mucho de mí.

-¿Y eso que? -Tairy le dedicó una sonrisa divertida-, no menosprecies tu fuerza. ¡Anímate! Pocos pueden llegar a participar en una justa como esta.

De pronto alguien la abrazó por detrás. Raizel sintió unos brazos musculosos y fuertes.

-¡Hola Rize! -Aquella voz la reconoció enseguida, le dieron ganas de darle una patada en la entrepierna.

ADMONICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora