Raizel percibía a la distancia susurros breves, su mente trataba de mover su cuerpo que parecía no obedecerle, entumecida por la oscuridad; creyó que estaba muriendo.
—¡Aaah! —Se levantó de un salto tosiendo agua por la boca.
—Estas a salvo... —Nait la ayudó a levantarse del suelo, luego la dejó para volver con Tairy.
—¿Qué ha pasado? ¿Qué era lo que nos atacó? —preguntó ella torpemente.
—¡Era An! La deidad de las pesadillas. —Respondió Dimitri.
Al ver el a los demás, su aspecto despidió cansancio y un malestar que solo podía ser lo que habían vivido dentro de las esferas, estaban como ausentes. Con solo imaginar lo que habrían pasado en aquella ilusión causada por An, se le pusieron los pelos de punta. Aun sentía esa sensación de tristeza. Había utilizado la debilidad emocional contra ellos; y quedaba expuesto cuan letal eran las emociones si se usaban como armas para destruir a alguien. Raizel posó sus ojos en el lago inquietante, la neblina había desaparecido, aunque no era de mucha ayuda, aun provocaba miedo. Al fijar la vista sobre una pequeña turbación provocada por el viento vio un cuerpo flotando en el agua; reconoció dos cuernos, no pude evitar contraer su cuerpo.
—¡Está muerta!
La cara de Nait se veía enervada. Más que el de los demás. Raizel conjeturó que él la había eliminado, fijo la vista a Tairy que se encontraba sentada a la par de él al igual que Dimitri, Pero Luka, en cambio se había alejado, tal vez necesitaba espacio para acomodar la pesadilla que había vivido. Raizel encontró a Zed tendido en el suelo, sus ojos estaban perdidos en el cielo grisáceo, no quiso molestarlo. Se quedaron un tiempo sin siquiera pronunciar una palabra... entonces Dimitri terminó con la afonía abrazadora que los sobrecogía.
—Debemos irnos de aquí. —Dimitri se puso de pie—, Más adelante descansaremos un poco. ¿Raizel te encuentras bien? —la observó con la mirada serena como el conticinio de la noche.
—¡Si! Lo que quiero es alejarme del agua.
Se marcharon de ahí con un mal sabor de boca. Durante ese trayecto estuvieron silentes, absortos en sus propios pensamientos. Era extraño. Porque Tairy se encontraría riendo por los chistes de Nait. Mientras Luka y Dimitri conversarían sobre sus peleas y las victorias obtenidas; Raizel y Zed hablarían de sus mundos. Aquella situación resumió cuan perturbador había sido...Y Caleb no aparecía, en ese instante Raizel pensó lo peor, el tiempo se agotaba y muestra de ello era la tercera sección que se matizaba interminable, sus pies se lo recordaban a cada paso que daba, durante un tiempo se sintió fatigada, de pronto Dimitri se detuvo, pareció tener compasión de ella.
—¡Descansemos! —Indicó Dimitri sentándose exhausto.
Había unos árboles y un pequeño riachuelo donde descansaron. Todos cayeron al suelo. Raizel no quiso siquiera pronunciar nada. Estaba totalmente cansada. «En su mente se formularon más preguntas que respuestas; ¿Quiénes eran los de la sangre antigua y maldita?» solo recordaba a los maestros solares recitar la misma historia cada inicio de año.
Al iniciarse el nuevo año solar se celebraba ex libera illa terra la ceremonia en memoria de los antiguos Clarianos que habían luchado por un nuevo mundo. Pedían a los dioses del tiempo y universo, que bendijeran la paz, pues la batalla por la corona de fuego había sido una era agonizante. Los libros sagrados del Origen enmarcaban "el poder" como el más atroz de todos, solo uno Clariano había nacido con ese don particular, pues también era traslativo y él había sido uno de sangre dorada, pero ahora extintos, aquellos con dones peculiares y codiciados por muchos eran solo leyenda... Pero jamás se había mencionado la sangre maldita, pese a que una cantidad de Clarianos usaban el elemento maldito, creía que era algo normal, pero desconocía su origen.
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ADMONICIÓN
FantasyPortada elaborada por @Meganhezert LIBRO -I- TRILOGÍA "GLORIA Y DESTRUCCIÓN" Un mundo atado a una maldición empieza a desmoronarse por los actos humanos en contra de la Tierra. Para mantener el balance en Clarus y evitar su extinción emerge la po...