Capítulo 12 : Alguien tiene que hacerlo

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DAVEN


Willow no paraba de carcajearse.

—Si sigues interumpiéndome, dejaré que leas el estúpido libro tú sola.

Ella no me hizo caso. Se rodeó el abdomen con los brazos y rió con más fuerza.

—Perdón... es que... no puedo...

—Es todo, no leeré una maldita página más. —cerré con fuerza el ejemplar de Orgullo y Prejuicio y la observé con el ceño fruncido.

—No... no, espera. No te enfades. —respiró hondo mientras intentaba, con todas sus fuerzas, contener la risa. —Por favor, continúa.

—Olvídalo, ya tuve suficiente.

—Es que haces voces raras en los diálogos.

—Lo que sea.

—Por favor, sigue leyendo. —sus ojos me imploraron. Se había quitado las gafas, así que pude ver cuán oscuros eran. —Vamos, Dave.

Ladeé la cabeza.

—¿Dave?

—Bueno, tú me llamas Wylo. Parece justo que yo también haga algo con tu nombre.

—Nadie me llama Dave. He sido D, pero nunca Dave.

—Ahora eres quisquilloso con tu nombre. —dijo rodando los ojos.

—Nadie me llama Dave. —repetí.

—Pues lo haré a partir de hoy, a no ser que esté enojada.

Sacudí la cabeza para evitar la sonrisa tonta que amenazaba con delatarme.

—Si te ríes de nuevo, se acabó. —la amenacé. —Perdemos el tiempo cada vez que tienes un ataque y ya casi termina la hora de almuerzo.

Willow asintió con solemnidad. Yo cogí el libro y continué en el lugar donde lo había dejado. Estábamos tumbados en las gradas del campo leyendo y, de vez en cuando, observando a los pobres chicos de primero, quienes tenían una deprimente sesión de actividad física con la señorita Stevens. ¿A qué profesor, en su sano juicio, se le ocurría arrastrar a los estudiantes fuera de la escuela cuando hacía semejante frío? Willow y yo apenas podíamos estar cómodos, y ello se debía enteramente a que conseguimos una bebida caliente en la cafetería para entrar en calor y acompañar nuestros emparedados.

—... a Darcy, después de unos momentos de recogimiento, no le pesó. Empezaba a sentir el peligro de prestarle demasiada atención a Elizabeth. —terminé el capítulo. —Creo que deberíamos parar por hoy.

Willow se arrebujó en su abrigo, sus manos enfundadas en unos bonitos guantes azules.

—Se estaba enamorando de ella. —reflexionó mientras entrecerraba los ojos. A continuación, hizo un gesto de indiferencia. —Es una novela común de romance. 

Negué con la cabeza.

—Eso no es lo importante, Hemsley. —guardé el libro en mi mochila antes de beberme lo último que quedaba del chocolate ya helado. —El romance es una añadidura para contentar a las masas, al menos desde mi punto de vista. Darcy tiene una opinión equivocada de Elizabeth, que desaparece cuando comienza a conocerla, y Elizabeth cree que el tipo es un idiota, cosa que también cambia con el tiempo. La historia te enseña que sólo porque alguien es serio y taciturno no significa que esté destinado a cometer actos atroces, y sólo porque tengas una familia de mierda, no significa que tú también estés destinado a actuar igual. Además, están los chismes de la gente. Todos señalan los errores y malas actitudes de ambos, pero ¿cuánta verdad hay en lo que dicen? ¿Y qué mejor forma que descubrirlo por su cuenta, en lugar de creer en las estupideces de quienes los rodean?

El Día Que Las Estrellas Caigan ✔ (Destinados I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora