Capítulo 18 : En el tejado

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DAVEN


—... entonces me empujó y yo no me quedé sin hacer nada, porque, diablos, no me meto con la gente, Daven. Pero, él tuvo un ataque de celos después de verme con Camile. El profesor Harris se interpuso y me amenazó con llamar a papá, así que me calmé antes de que las cosas empeoraran. —soltó un bufido. —Y pensar que todo fue por una chica. ¿Sabías que Camile es amiga de Nathalie? No tiene nada que ver, pero como últimamente todo lo que relacionado con Willow te tiene tan interesado, creí que deberías conocer el árbol de conexiones de tu tutora.

Alcé el rostro del folleto de becas universitarias que ojeaba.

—¿Qué hay con Willow?

—¿Eso es lo único que escuchaste? —mi hermano sonrió con astucia.

—No me fastidies, Dev. —volví mi atención al papel para disimular mi error.

Caminábamos hacia la salida después de una larga jornada de escuela. No era día de práctica y tampoco debía ir a Morchee's, ya que había ocurrido un accidente con las cañerías que Big Mike aún intentaba solucionar. Por lo tanto, era libre de quedarme en casa para descansar mis doloridos músculos del último partido.

—Está buena. Willow. —continuó Devan. —¿Qué? No me mires como si fueras a arrancarme la cabeza. Santa mierda, que tú hayas tardado en darte cuenta es otra cosa. Yo sí le he dado un par de miradas de reconocimiento y hay más de uno que lo ha hecho, aunque no se atrevan a admitirlo.

—Me estás poniendo de los nervios con tanta palabrería. —dije entre dientes, nada contento con lo que estaba escuchando.

—Lo que pasa es que estás colgado de Willow y te pones celoso.

—Devan, cierra la boca.

—Imagina cómo te pondrías si descubres con quién ha...

—Sigue diciendo estupideces y juro que te dejaré varado. —lo corté con un gruñido. —No me importa saber quién la besa o con quién se acuesta, si es que lo hace.

Él ni se inmutó.

—Oh bueno, entonces no te interesará conocer el rumor que anduvo dando vueltas por ahí hace un tiempo.

Me ajusté la correa de la mochila antes de mirarlo.

—¿Qué rumor?

—No es nada. —declaró restándole importancia. —Un chisme que te fastidiaría escuchar.

Le insistí, pero él mantuvo su postura. Hasta que finalmente me descubrí murmurando:

—¿Qué debo hacer para que me digas?

—¿Te gusta Willow?

Suspiré.

—Sí.

—¡Lo sabía! —me palmea el hombro. —Alec y yo apostamos. Adivina quién se acaba de ganar veinte dólares.

Ignoré el hecho de que estuviese apostando sobre mi jodida vida personal y pregunté:

—¿Qué rumor?

Su sonrisa era exasperante.

—¿Vas a contarme o no?

—Cálmate. —me tranquilizó. —Bueno, la cosa es que alguien dijo que la vio en el salón de biología con Jason una vez. Y ambos se comportaron raro. Es un chisme viejo, según Camile. Sólo lo mencionó por casualidad.

El Día Que Las Estrellas Caigan ✔ (Destinados I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora