Capítulo 21 : Intolerable a los prejuicios

25.9K 3.1K 1.4K
                                    


DAVEN


—Es nuestro último año, viejo. No puedes culparme por descontrolarme un poco. —decía Mitch mientras nos desprendíamos de nuestros uniformes en los vestidores. —Después vendrá la universidad y quién sabe cuándo podamos juntarnos de nuevo, si es que lo hacemos algún día. La Manada es la Manada. Hay que emborracharnos y fumar un poco.

—Habla por ti. —saltó Zac. —Los que estamos detrás de una beca deportiva no podemos darnos el lujo de consumir porquerías.

Era cierto. Yo mismo había tenido que dejar la hierba hacía tiempo.

Mitch lo fulminó con la mirada.

—Cierra la boca. Diablos, ¿quieres que Davis o algún chismoso te escuche?

—No dije nada comprometedor.

—No sé a qué viene ese discurso barato, Mitch. —intervine antes de que empezaran a insultarse. —Se nota que realmente estás viviendo el último año de escuela. No has parado con las fiestas.

—¡Pero ya no vas a ninguna!

—Sólo me he negado un par de veces. —objeté. —Salgo agotado de Mochee's, lo sabes.

—No es cierto. Te la pasas con esa chica. Incluso a Row la has dejado botada.

Zac frunció el ceño y desapareció. Genial.

—Ya no recuerdo la última vez que nos divertimos.

—Parecen un matrimonio en conflicto. —se burló Jason mientras pasaba a nuestro lado.

Apenas soportaba verlo desde que Wylo me confesara lo que le había hecho. Me quité los zapatos, las hombreras y el resto de la protección del uniforme para ocuparme en algo que no fuera Jason. No podía empezar una pelea, mucho menos con un compañero. Davis ya había tenido que intervenir un par de veces en nuestras discusiones. Discusiones salidas de la nada y que siempre amenazaban con escalar.

—Necesito que vayas a la fogata del sábado. —siguió Mitch sin inmutarse. —Eres mi hermano, ¿o no? Bueno te necesito el sábado después de Mochee's.

Fruncí el ceño.

—Ya te dije...

—No me vengas con la mierda de que estarás cansado y todo lo demás. —me cortó antes de ponerse en pie, cogerme del brazo y conducirnos al fondo. —Necesito encargarme de algo y necesito que vayas conmigo.

Lo miré con sospecha.

—¿Encargarte de qué?

—Dijiste que me cubrirías. —insistió.

—¿En qué te metiste, Mitch?

Echó un vistazo alrededor para asegurarse de que nadie nos prestaba atención.

—Debo dinero.

—¿A quién? —pregunté, aunque ya imaginaba la respuesta.

—Craig.

—¿Es que estás demente? ¿Qué mierda te pasa?

—Tranquilo, lo tengo todo controlado. No hagas esa cara, hombre. Me haces sentir mal.

—Pues deberías.

—Tengo su dinero. Se lo daré el sábado, en el lago. Pero necesito que estés conmigo, cúbreme la espalda. No confío en ese tipo ni en el tal Tommy.

El Día Que Las Estrellas Caigan ✔ (Destinados I)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora