Diario

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NICO (dos semanas después)

"Me he dado cuenta de que esta podría ser mi oportunidad. No sé a qué estoy esperando. Podría actuar de una vez. Podría dejar de ser este personaje. ¿Cuánto he tardado en ver que me equivoqué? Debería aceptar quién soy, ¿no? Dame una respuesta, Nico. Dámela. ¿Hice bien en esconderte? Empiezo a pensar demasiado. Estoy desorientado. Me estoy arrepintiendo de haber decidido ser quien soy hoy".

Nico dejó el bolígrafo sobre la mesa. Pasó las páginas de su diario hacia adelante hasta llegar a la primera.

"Soy Nico. Hoy empiezo este diario. Mi propuesta es la siguiente: avanzar poco a poco hasta que un día,  en este diario, escriba alguien que no sea yo. Si no consigo hacerlo antes de que se terminen las páginas, viviré para siempre. Si consigo mi propósito, espero morir. ¿Quién sabe? Tal vez en un futuro cambie de idea".

Pasó a la siguiente página.

"Parece un reto imposible. No veo el momento en que algo vaya a cambiar..."

Terminó de leer en cuanto escuchó un ruido detrás de él. Fijó su seria mirada al frente para concentrarse en cada ruido de alrededor. El corazón le palpitaba de manera que el único sonido que podía definir era el de la sangre correr cerca de sus oídos. Entonces tuvo ese presentimiento. Alguien estaba detrás de él. Entre tanta oscuridad y silencio era extraño que alguien hubiera podido entrar sin que él lo notase. Cerró el diario de sobre la mesa y se concentró para acertar a qué distancia se encontraba el individuo respecto a él. Le era muy difícil, era alguien muy silencioso. No era capaz de silenciar el pálpito de su corazón. Entonces...

—¡Bu!—sobre sus hombros se posaron las delicadas manos de alguien que reconoció de inmediato. No le había asustado—. Cada día estás peor.

Nico hizo girar su asiento para encontrarse con Aika de cara. No le contestó, le sonrió por pereza a abrir sus labios. Aika le devolvió la sonrisa y se dirigió a la ventana para arrancar el papel que impedía el paso de la luz al interior.

AIKA

Con el paso de los días, Nico había empezado a desarrollar un tipo de fobia al exterior. Había tapado todas las ventanas y había aprendido a cerrar la puerta con llave para quedar totalmente encerrado en su cueva. No pudieron detenerle. Se volvía agresivo más a menudo, pero aún era capaz de controlarse. Aika intentaba ayudarle. Conseguía forzar la cerradura de la puerta y despejaba las ventanas cada vez que llegaba a su casa.
Esa tarde, al hacerlo, vio todo el destrozo que había provocado Nico. Muebles despedazados, cristales por todas partes. Las plantas y sus macetas también estaban por los suelos, el ordenador partido por la mitad, los sofás tirados al otro lado de la casa. Quedó en shock. No quiso hacerlo notar demasiado, pero realmente se asustó.

—¿Estás bien?

Nico asintió con la cabeza.

—¿Te has tomado tus pastillas?

Volvió a asentir.

Nunca le había visto tan descolocado. Parecía haber perdido la cordura. Los otros días se dedicaba vivir como una persona normal, pero en la oscuridad. Ahora parecía un verdadero vampiro. Se acercó a él y puso sus manos en sus rodilla, la primera vez que le dejaba apoyarse de esa forma.

—No estás nada bien. Tienes que salir.

—No.

Aika suspiró y pensó en qué decirle. Nico estaba débil y era muy poco propio de él. Por lo general, siempre tenía esa solidez al decir cualquier cosa, pero ese "no" lo había dejado escapar como un lamento sin fuerza.

AMÉN, NICO, AMÉNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora