→ Capítulo 11.

117 66 1
                                    

Noche de estrellas



Desperté, una luz me segó, enfoque mi vista, todo estaba borroso. Entonces ví a dos personas paradas, me di cuenta que estaba acostada. Me levanté, mis pies estaban atados con correas de cuero. Las mire y luego a las dos personas.

Recordé que las había visto la vez que había ido a la casa de los Hale con Mason. Entonces recordé todo, Mason sangrando, Adam afuera conmigo y por último Cameron, de ahí ya no recordaba nada ¿Me había dormido?

- Nos da gusto que estés despierta- habló un hombre alto de cabello castaño y ojos color verde. Tenía un parecido con Thomas. Enseguida de él estaba una mujer, pero vaya que joven.

- ¿Dónde estoy?- fue lo único que dije.

- Estás en nuestra casa, a las afueras de Forks. Estás a salvo- ¿A salvo?¿De que?

- Nos sorprende que estés tan calmada. Esperaríamos otra reacción de ti.

No dije nada porque la mujer se acercó a mi pierna. Estaba herida, pero ¿Por qué? El hombre entendió que estaba dudando así que habló:

- Te las hiciste el día que interrogaron a Mason, supongo que tú lo conoces- asentí- lo golpeaste, hiciste que una silla se rompiera, y está te hirió la pierna- no pudo continuar porque la mujer que estaba revisando la herida se sobresalto.

Mire mi pierna, estaba sanando como debería, los dos me miraron a mí y a la pierna repetidas veces. Llame su atención con un chasquido.

- Tranquilos no les haré daño, solo contesten algo ¿Quienes son?- los dos tomaron expresiones calmadas. Esta vez la mujer habló:

- Mi nombre es Rose, y el es mi esposo Jonathan.

- Mucho gusto- me estrecho su mano- soy Jonathan Hale.

- Bueno...yo soy Grace Collins. Y les agradecería que me soltaran si no tendré que romperlas yo misma.

Ambos asintieron, cuando las removieron habían retrocedido unos cuantos pasos.
Me levanté, en mis tobillos habían unas marcas, sabría que pronto desaparecerían pero ¡no era necesario hacerlo! Moví un poco mis muñecas, tenía sangre seca en ellas, hace mucho que no peleaba o algo parecido.

- ¿Que eres?- pregunto la mujer que se hacía llamar Rose.

Suspiré- Siempre las mismas preguntas ¿Que eres? ¿Que quieres?- ambos me miraron con el entrecejo fruncido.

- Y que les contestas- inquirió la mujer. La mire y le sonreí.

- Soy una criatura angelical- esa mujer tenía aire de ser dura y valiente. Pero a la vez con ternura.

- Entonces- llamó mi atención el señor Jonathan- sabes que son ellos- sabía a qué se refería exactamente.

- Eso es correcto- sonreí.

- Nunca había visto una curación tan rápida como la tuya. Es increíble.

- Es más rápida que la de los vampiros.

- Pero ¿Que eres exactamente?

- Antes, un angel- mire al suelo, en cuanto iba a hablar el señor Jonathan me interrumpió.

- Ahora un caído- asentí- yo nunca había visto a uno. Parecen personas normales. Viven entre nosotros como otras criaturas.

- ¿En qué consiste ser un caído exactamente?- preguntó la mujer.

- Bueno...antes de convertirse en caído eres un ángel- dije obvia- Los angeles encabezan todas las ramas de criaturas. Estás en el cielo hasta que bajas, ya sea la razón cualquiera, si te descubren estás desterrado. No puedes volver, no a menos que mates al descendiente de tu demonio asignado. Este se te asigna en cuanto bajas, te atormenta y persigue hasta que consigas un punto de oscuridad, somos como sus sirvientes un largo tiempo.

InmortalesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora