→ Capítulo 18.

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En las noches de chicas no solo hay chicas.

En algún lugar del planeta.
HOLLY.

Mi cabeza dolía cada vez que intentaba moverme. El cuerpo dolía a niveles que ya parecía un saco de huesos. Estaba sedienta. Hace días que nadie venía al lugar donde me tenían encerrada.

Arriba había una pequeña rendija que se corría y dejaba entrar el sol. Afuera no se escuchaba ni una señal de vida. Por lo que logré deducir que estaba lejos. Aunque a ciertas horas habían demasiadas personas afuera. Y no afuera de mi puerta. Estaba en un lugar subterráneo. Por lo que si gritaba por ayuda nadie me haría caso, y por consecuente no me darían comida.

Afuera de mi puerta siempre, a aproximadamente las tres de la tarde (porque no tenía reloj tampoco celular) a esas horas siempre se escuchaba una voz que provenía de una mujer acompañada con la de un chico.

Me tenían débil, y dormía en el piso. No tenía a nadie más que una rata que estaba en la otra esquina de dónde me encontraba. Estaba tiesa por lo que pensé que no tenía vida, pero a veces se movía un poco. Cómo si estuviera sumida en un sueño del cual no quería despertar.

Voces se escucharon más cerca de lo normal. Saque el pequeño broche de cabello con el que intentaba forcejear la puerta. Pero tenía una cerradura complicada. En uno de mis sueños había creído ver a Grace. Ella en mi sueño estaba conmigo, pero de lo contrario ella estaba limpia.

Se escucharon pasos más cerca al punto de estar a nada de estar conmigo. En cuanto la abrieron la luz de afuera me desconcertó, trate de ver más allá pero una mujer pelirroja se interpuso y me contempló. Después reconocí a la otra persona, Mason. Estaba vestido con un traje negro pero en vez de saco tenía un chaleco.

Era apuesto. Pero necesitaba recordar que por el me tenían aquí. Se acercó a mí junto a la chica pelirroja. Me miró de cerca e hizo una mueca de disgusto.

- Diablos, ¿Por qué huele tan mal?- le pregunto mirando a la chica. Me tomo un mechón de cabello y jugo con el-. Denle una ducha. Le quita el encanto.

Sentenció y después discutió con la chica. Apenas y lograba leer sus labios. Estaba mareada y no veía más que unos tres Mason's.


GRACE.

- Shh cierra la boca- trate de callar a Darling que no paraba de reír.

La mirada de la profesora Lucía alias "Umbridge" que así la había llamado Darling porque según ella tenía un parecido y la misma obsesión hacia los gatos y el color rosa. Debía admitir que si tenía un parecido. Y ella acababa de hacer algo que ocasionó la risa histérica de Darling. Nos miraba con reproche, y no la juzgaba la media hora que llevábamos ahí la habíamos interrumpido varias veces.

Darling era muy agradable, y muy risueña. Te contagiaba de su felicidad. Era inevitable. Había pasado las últimas dos horas pegada a ella y en ningún momento había mencionado a Holly. Ella había hablado conmigo, había dicho que lo entendía ya que su hermano gemelo había muerto hace unos años. Y que no imaginaba por lo que pasaba. A menudo trataba de sacarme una sonrisa o una risa. En la mayoría de las veces lo lograba. ¡Y le gustaba Harry Potter!

Gale estaba parado frente a la pizarra con el plumón en la mano que temblaba. No sabía responder el simple problema de matemáticas que había puesto Umbridge. Era de lo más fácil, que porsupuesto no era para nuestro curso. Ella solo quería saber si el estereotipo de deportista era real. Pero por lo que contemplaba era demasiado real.

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