→ Capítulo 30

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“Sentimientos encontrados”

En el momento justo cuando su presencia se hizo presente en el mismo lugar que yo, no me contuve y solté algunas lágrimas de felicidad.

Corrió hacia mi y me rodeó la cintura con sus delgados brazos. Me permití volver a familiarizarme con su esencia y olor, aunque en estos momentos no fuera el mejor.

Pero lo que era relevante era que la tenía en mis brazos, justo donde debía estar. Escuché que soltaba algunos sollozos y que olía mi cabello. Reí por la sensación.

Se separó de mi pero volvió a darme otro abrazo rápido.

Mire a Cameron y los chicos, decidí que necesitaban privacidad. Así que los dejé.

Encamine a Holly fuera de dónde estábamos, que realmente no sabía por lo que ella tuvo que guiarme. Decidí no hablar en el camino hacia el auto, porque mis ánimos, (aunque ya tenía a Holly) estaban por los suelos.

Afuera todo el hotel estaba parado en la acera. Pero solo era la parte del casino. Esos vestidos costosos y extravagantes no les había favorecido la salida rápida.

En cambio nosotras salimos por una puerta trasera, que al salir estaba la camioneta esperándonos, Adam y Liam esperaban recargados en la puerta. Al vernos en tal estado corrieron a nosotras.

Aunque no necesitaba ayuda, lo que si me faltaba era dormir. No tenía idea de que hora era, pero yo tenía unas incansables ganas de dormir. Así que deje que Adam me ayudara.

Por suerte no me preguntaron nada, en cambio a Holly si. Solo que no los escuchaba. Solo necesitaba descansar de todo.


Thomas~

El camino fue difícil, en el jet todos estábamos serios. No habíamos dicho ninguna palabra desde..el incidente.

Cómo era extraño transportar un cuerpo en un avión que aunque fuera nuestro habíamos decidido que lo mejor sería que el cuerpo se transportara en auto.

Aproximadamente el cuerpo estaría al día siguiente en Forks, y después tendríamos que darle la noticia a nuestros padres.

Mire a Grace que estaba acurrucada en un asiento. Se veía tan tierna echa bolita. A su lado estaba Holly, esa chica rubia por la que habíamos ido. Parecía buena persona, talvez esa era la razón por la que había insistido ir por ella.

Me daba envidia el cariño y la lealtad que se tenían entre ellas. Cosa que era evidente que no existía entre nosotros.

Me levanté y fui hasta la cabina en la que estaban los demás. Era una pequeña sala de estar. Dos sillones a los costados y una mesa plegable.

Ahí estaban discutiendo quién sería que le diera la noticia. Cameron había sido el primero en ofrecerse, pero no parecía conveniente. Aunque se hiciera el duro el había sufrido más.

Por lo que dije que yo lo haría.

Todos me prestaron atención, y asintieron sin refutar nada.

Seguido de eso me encerré en el cubículo del retrete.

Solte todo lo que tenía, pero sin hacer ruido alguno. Los gritos o sonidos no me salían, como si un gran nudo estuviera impidiendo que hablara.

Restregue las manos en mi cara, y entonces salieron las lágrimas. No me contuve y entre en un llanto abrupto. El dolor que me consumía era inexplicable.

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