→ Capítulo 21.

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Existen diferentes drogas.


Encontré a Thomas parado frente al auto con un vaso de Unicel. Me pareció raro, puesto que solo servían en vasos de plástico o si no tomaban directo de la botella.

Tenía una expresión seria, como siempre estaba. Solo que atisbe una mirada más animada, como si hubiera estado bebiendo café por horas y no tuviera ganas de dormir. Pues eso serviría, ya que nos esperaba una larga noche.

Teclee el número de Darling lo más rápido que podía, aún me temblaban las manos. Me acomodé en el asiento y abroche el cinturón, estaba a punto de arrancar pero me di cuenta que Thomas seguía parado. Miraba al campo, como si estuviera pensando.

Hice sonar el claxon, se sobresaltó.

- ¿Que esperas?- mire la pantalla que marcaba un camino que nos llevaba al lugar de la fiesta.

Escuché el sonido de la puerta cerrarse con fuerza. El vaso que sostenía salpicó en mi pantalón. Mire la pequeña mancha, era de un color rojo.

¿Jamaica? ¿Ceresa?

Bufé y arranque. Nos esperaban treinta minutos de camino.

El viento lograba mover mi cabello de modo que en ocasiones estrellaba con mi rostro y me impedía ver. El ruido de la pajilla era irritante. Pero debía controlarme, si pensaba de más podría colapsar.

Más adelante estaba una cabaña que parecía muy moderna, como si fuera un hotel para campistas. Todo el lugar estaba iluminado y desde afuera se podían ver a las personas bailando, ya que justo en medio había un gigantesco ventanal. Todo era muy rústico, pero no del rústico que te hacía ver el lugar viejo, era moderno.

Habían unas cuantas personas que no conocía, note que ambos equipos estaban presentes. Y que Thomas ya no me seguía, después lo buscaría.

"Hey" habían susurrado detrás de mi.

Me gire para encontrar a alguien, pero no había sido nadie. Atrás solo estaban dos chicas, una me miraba sonriente, y la otra como si tuviera una enfermedad. Por mi cara deduje que no daba la impresión de estar bien.

Mis oídos eran sordos a la música. La cabeza empezó a darme vueltas y volvieron a hablarme. No hablar, gritaron mi nombre. Lo escuché tan cerca que me aleje de un chico que me miraba extraño.

Quise salir pero está vez alguien me lo impidió. Unos brazos fuertes y firmes que me tomaron por los hombros, hasta ver su despreciable y lindo rostro.

- ¿Todo bien?- me escaneo de arriba a abajo. Asentí.

Aún tenía puesta la camisa del equipo, su cabello estaba alborotado de una manera casi perfecta, de no ser por un color blanco en su cabello hubiera visto sus ojos.

El río-. Pastel- se llevó una mano al cabello y estiró un mechón hasta quedar frente a sus ojos-. Si, efectivamente es pastel.

- Genial.- murmuré.

De pronto ya no estaba quieta, me movía entre las personas a una velocidad indescriptible. Cómo si un vampiro se tratará. Solo que era mi imaginación, caminaba a paso lento por una sala llena de esculturas extrañas. Reconocí una fotografía que estaba ahí, pero alguien me impidió apreciarla con detenimiento.

Caí sentada en un sillón de piel. Delante mío estaba Tyler. Tomando mi rostro entre sus manos. De pronto todo volvió a ser estable. Tomé sus manos y las aleje lentamente.

- ¿Necesitas algo?- estaba algo preocupado. Una voz me lo dijo. Cómo si tratará de convencerme de eso.

Me reacomodé y pretendí que nada pasaba. Dejé a Tyler sentado solo.

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