Capítulo 8

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Ese día el profesor Cæstiel llegó al aula más temprano de lo usual. Teníamos exposiciones y todos estábamos muy nerviosos, también cansados. Unas ojeras yacían bajo mis ojos y pienso que sólo pude mantenerme despierta gracias a la ansiedad que sentía.

Suspiré, fijando mi vista en Asher y Álex. Los tres nos habíamos pasado la tarde entera terminando el discurso y luego la noche practicándolo. El bibliotecario nos lanzaba de vez en cuando miradas asesinas y estoy segura de que si de él hubiese dependido, nos habría sacado a patadas de la biblioteca.

—Ojalá no pasemos primeros—dijo Ash, hundiendo los dedos en su despeinado cabello castaño—. Creo que olvidaré lo que debo decir en medio de la presentación, o tal vez me trabe o no sé..., hay tantas cosas que pueden salir mal.

—No dormimos por aprendernos este jodido trabajo, mínimo tenemos que aprobar. —Álex empezó a juguetear con sus dedos, en un nuevo ataque de nerviosismo.

Bebí agua de un vaso que conseguí en la cocina e intenté calmarme aunque fuese un poco. Antes de escuchar a mis compañeros no estaba del todo tranquila, es cierto, pero después de hacerlo la tripas me sonaron de manera abrupta y sentí unas enormes ganas de vomitar.

Me lamenté entonces de que no hubiéramos calculado bien el tiempo, de que a horas de la presentación aún nos faltara la conclusión y de que ni siquiera podríamos fracasar con dignidad, pues tendríamos que pararnos en frente de la clase pareciendo verdaderos zombis. Así de mal nos veíamos; desaliñados, ojerosos y verdes de las náuseas contenidas.

Cuando sonó el timbre que indicaba el inicio del primer período, me resigne a lo que viniera. Fuese desastroso o milagrosamente bueno, pensé que no podría ser tan terrible comparado con otras cosas mucho peores.

« Sólo una mala experiencia «

Pero aún con ese pensamiento en mente, el nudo que tenía en la garganta no se iba. Me cubrí los ojos pensando que la vida era una eterna contradicción y que yo era demasiado débil y bipolar para darle algún sentido.

—Buenos días, estudiantes. —El profesor Cæstiel nos saludó juntando sus manos en un gesto de expectación—. Hoy tendrán su primera evaluación de Oratoria. Espero que se hayan preparado como corresponde y que por lo menos una o uno de ustedes logre sorprenderme. ¿Voluntarios?

El hombre de cabello azul y llameantes ojos negros dirigió su vista de un extremo de la sala al otro. Miré a Álex y Asher de manera automática, pese a que era obvio que no nos ofreceríamos para pasar.

—Por nada del mundo—declaró mi novio. Asentí, apretando los labios.

Antes no me preocupaba por no cumplir con los deberes de la secundaria, porque sabía que 1) las clases no me serían útiles en un futuro cercano y 2) suponiendo que llegara a entrar en la universidad, era muy posible que para mi graduación la Tierra ya no existiera.

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