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Asher salía del aula cuando vio a un puñado de jóvenes reunido en frente de él. Frunció el ceño y se acercó a pasos moderados para saber qué estaba sucediendo.
Sus cejas se elevaron y sus ojos avellana se abrieron de sobremanera. No podía creer que Mattew estuviera tendido sobre el suelo, con la cara llena de moratones, los labios entreabiertos y aparentemente inconsciente.
— ¿Qué...?—Asher se arrodilló junto al cuerpo de su amigo y miró a Madison esperando que le explicara cómo es que había terminado tan malherido.
—Permiso. —una mujer delgada se abrió paso entre los curiosos. Madie le murmuró a su novio un "Luego te lo explico" y a continuación se paró para hacer la rendición de cuentas que de seguro esperaba recibir aquella joven de mirada severa.
—Seño...—titubeó Madison.
—Inspectora Heīsst—le corrigió la mujer, manteniendo siempre una expresión neutral en su rostro— ¿Quiénes son los implicados?
Madison tomó una bocanada de aire y comenzó nombrando al británico que inició todo, después a Katherine y como decisión de último minuto decidió incluir a Asher.
—Bien. Síganme. —La inspectora Heīsst sacó una cajita del bolsillo de su pantalón blanco y la abrió de tal manera que formó una camilla. Un murmullo de asombro se escuchó en el recinto.
Asher y otros dos chicos estadounidenses subieron con sumo cuidado a Mattew sobre el aparato de transporte médico. Después, Ash se encargó de conducir la camilla a lo largo de los pasillos por los que caminó la inspectora.
Todo el pequeño grupo se detuvo cuando estuvo dentro de una sala enorme, de piso azul sólido, paredes suaves y con diversos productos relacionados a la curación de heridas, entre otros problemas de salud.
—Bueno, esto no es lo ideal, pero ya que las circunstancias así lo quisieron escucharé sus testimonios aquí, en la enfermería.
— ¿Qué sucederá con Matt?—preguntó Asher, mirando a su amigo con angustia—. Agh, maldición, por qué no terminé antes la evaluación...
El chico guardó silencio al recibir un certero golpe por parte de Madison en su pierna. Acompañado de esta pequeña agresión, la joven también movió su cabeza de manera sutil, haciendo comprender a Ash que estaba hablando de más.
—Todo es culpa de este tipo. —Katherine volvió a sacar la voz luego de pasar minutos en silencio. Sus labios se encontraban apretados, tenía las cejas alzadas en el centro y los brazos cruzados, cada uno claros signos del enojo que la carcomía por dentro.
—Me llamo Finnian Bridge—se presentó el rubio al que Kath se refería—. Y no seas mentirosa, porque tu novio fue quien dio el primer golpe.
—Ah, pero dile a la inspectora qué le dijiste para que reaccionara de esa forma.
