Capítulo 11

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El niño observaba cómo las gotas de agua iban cubriendo las ventanas, se deslizaban y terminaban cayendo al suelo, dejando delgadas líneas cristalinas sobre el vidrio

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El niño observaba cómo las gotas de agua iban cubriendo las ventanas, se deslizaban y terminaban cayendo al suelo, dejando delgadas líneas cristalinas sobre el vidrio.

Afuera llovía de manera torrencial. El viento golpeaba los árboles, arrancándoles las pocas hojas que aún se aferraban a sus escuálidas ramas. Hacía mucho frío, aunque los estudiantes solo recibían una pequeña parte de esas gélidas ventiscas, gracias a la aislación y calefacción que poseían los edificios donde se refugiaban y tenían prohibido salir.

Había comenzado la fase Hëmsket de la estación Káppa. Eso les explicaron los maestros y guías al ver que la angustia comenzaba a impregnar el ambiente escolar. Los jóvenes humanos creyeron encontrarse frente a un nuevo fenómeno de cambio climático y costó hacerles entender que en ese planeta, a diferencia de lo que sucedía en la Tierra, era normal que el clima se alocara por esas fechas.

A Phil eso no le agradaba. Él quería salir a jugar con sus compañeros, correr por los jardines y patios. Vivir. Después de todo y a pesar de las situaciones adversas por las que había pasado, seguía siendo un niño de once años, cuya principal prioridad era divertirse.

La soledad del cuarto lograba deprimirlo. La oscuridad, la ausencia de voces amigas, la lluvia, el viento..., todos esos factores lo hicieron rememorar momentos tristes de su corta existencia.

Nació en el otoño de un pésimo año. La tercera guerra mundial había concluido cerca de once meses atrás y el país aún luchaba por recuperarse. Para los estadounidenses fue un golpe duro perder la cantidad exorbitante de recursos humanos, materiales y sobretodo monetarios que se ocuparon durante aquél conflicto bélico. Eran malos tiempos para traer al mundo a una criatura tan indefensa como lo es un bebé, sus padres lo tenían más que claro y, por lo mismo, la opción de un aborto siempre estuvo presente.

Pero era una decisión difícil de tomar y al no estar seguros optaron por tenerlo.

—Bien.—La madre de Phil asintió para sí misma y apretó los labios—. Tendré al bebé, después me esterilizaré y todo estará bien. Todo estará bien.

Tuvieron que arreglárselas como pudieron. Ninguno de los dos venía de una familia acomodada y la única ayuda que recibieron fue del padre de ella, quien les dio un techo donde criar a su nieto. La vivienda era una casa ruinosa, ubicaba en uno de los barrios periféricos de Rock Springs. Poseía un patio horrible, lleno de basura que nadie sabía de dónde había salido. Sin embargo, tenían abrigo, una habitación, electricidad y agua; lo justo para sobrevivir.

Los años se sucedieron unos a otros. El abuelo materno de Phil falleció y la casa pasó a manos de sus padres. Él ingresó a la escuela primaria y lo cierto es que no tuvo mayores dificultades para aprender. Los problemas surgieron cuando su padre se quedó sin empleo.

Si los recursos con los que contaban antes ya eran escasos, luego de aquella noticia lo fueron aun más. El único ingreso que tenían era el sueldo de su madre, quien trabajaba día y noche limpiando en un bar. No obstante, eso solo era suficiente para que los tres pudieran escapar de las garras del hambre. Pero había cuentas que pagar, servicios, productos..., fue inevitable que Phil se viera obligado a aportar en la economía familiar.

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