8. 𝐶𝑜𝑚𝑖𝑒𝑛𝑧𝑜 𝑑𝑒𝑙 𝑝𝑎𝑟𝑡𝑖𝑑𝑜

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"¡Dale Ju, te queremos ver!"

Faltaban dos días para mi cumpleaños, así que Agustina y Abril me habían llevado a recorrer casi toda la capital de Buenos Aires para comprarme un regalo después de la facultad, incluía a Bianca, pero no había podido ir por el trabajo. Habíamos estado todo el medio día recorriendo locales y comprando cosas para ellas y para mí, y me ponía un poco nerviosa salir a comprar a esa hora porque yo también tenía que trabajar, y ya estaba bastante sobre la hora.

Estábamos en un local probandonos ropa, yo pagué algunas de mis cosas pero esto querían pagarlo entre ellas, así que era un decisión de 'suma urgencia'. Di un respiro mirándome al espejo del probador y salí abriendo las cortinas. Abril soltó un jadeo ahogado cuando me vio, seguida de una reacción de total estupefacción por parte de Agustina, que sonreía con una mano en la boca.

"¡Ay por favor!, es divino." Dijo Abril, levantándome un pulgar en modo de aprobación.

"No me convence mucho..." Murmuré removiendome un poco incómoda, el vestido era un poco ajustado y, a pesar de que no solía tener muchas inseguridades conmigo, me hacía sentir como un chancho.

"A mi me gusta, aparte es muy de tu onda." Habló Agustina, que asentía reiteradamente para tratar de convencerme de que lo llevara.

"¿Lo llevás?" Me preguntó la vendedora mirándome de arriba abajo, que un poco de bronca me daba porque mi trabajo era el mismo, y sabés cuando te miran con buena onda y cuando no.

Bufé un poco volviendo a darme vuelta para mirarme al espejo otra vez. La seda siempre me había gustado bastante, mi abuela era costurera y trabajaba mucho con la seda para hacer vestidos, y en las épocas de las fiestas de quince siempre me hacía mi ropa, pero mi cuerpo no era el mismo que hacía unos años atrás. El vestido sí era muy lindo, de color negro con tiras, el corte de la tela era cruzado desde el escote, se ataba en la cintura formando una especie de moño y seguía hasta los muslos, donde también se ajustaba pero no tanto. Me sentía demasiado expuesta y un poco apretada, y nerviosa más que nada, porque iba a tener que usar eso en frente de él, y aunque la noche anterior me dejó bastante claro de que le gustaba, de alguna forma sentía que tenía que impresionarlo todavía más.

"Lo llevo."

"Buenísimo, cuando te vistas pasamelo así te lo paso por la caja." Indicó la chica anterior mientras se alejaba hasta el mostrador.

Me metí de nuevo al probador y me saqué el vestido con cuidado de no engancharlo porque la tela era muy delicada, una vez que volví a ponerme mi ropa salí del probador y dejé la prenda en el mostrador para acercarme a mis amigas. Abril pasó de mí y se acercó a la caja con su tarjeta para pagar mi vestido más las cosas que había sacado para ella.

"No sé por qué te haces tanto lío con la ropa." Se quejó Agustina un rato después de que salimos del local.

"Si voy a comprar algo quiero que sea algo que sé que voy a usar." Contesté un poco molesta subiendo el cierre de mi camperón, se había quejado toda la tarde de que estábamos de acá para allá y que yo tardaba mucho en decidirme. Siempre supo que yo era así, no hubiese ido y listo.

"A mí me pasa lo mismo igual." Dijo Abril agarrándome de un brazo mientras me pegaba un poco a ella para perder el frío. "Nunca me decido si me gusta o no lo que me estoy poniendo así que termino tardando cinco horas en dos locales."

"Pero a Julia le pasa siempre, entramos a un local y salimos a la otra semana."

Me limité a contestarle algo porque yo estaba de bastante malhumor como para aguantarla, así que después de caminar un rato sin rumbo alguno decidí que era hora de despedirme y correr al trabajo. No llegaba en colectivo así que pedí un taxi desde donde estaba.

Cartón • 𝒘𝒐𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora