24. 𝑆𝑜𝑙𝑡𝑎𝑟 𝑙𝑎 𝑚𝑎́𝑠𝑐𝑎𝑟𝑎

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Silencio.

Los tres estábamos en total silencio.

Podía jurar que el latido desalado de mi corazón se escuchaba entre las paredes de la casa.

Valentín no había parpadeado ni una vez en el casi eterno rato que pasamos mirándonos las caras sin soltar palabra alguna, tampoco estaba segura de haber hecho algún movimiento más que intentar controlar el tambaleo que estaba a punto de tirarme al suelo.

No había vuelta atrás en todo este conflicto, y seguir negando que algo estaba sucediendo solo nos enredaría aún más. Ahora tenía más problemas para arrastrarme, y era Valentín la raíz de todos ellos.

Fue Tadeo el primero en romper todo el silencio, dejando salir un suspiro que parecía haber tenido guardado hace demasiado tiempo y preparándose para decir lo primero que se le ocurriera decir.

"Escuch-" 

"Callate." Lo silenció con ese tono frío, áspero, que era tan parte de él y de todas formas me causó un escalofrío.

"Estoy intentando explicarte..."

"¿Pensás que tenés derecho a decirme algo?" Fingía estar dolido, estaba fingiendo y yo lo sabía, era tan buen actor que podía convencer a cualquier persona que no lo conociera a profundidad. "¿Vas a decir que no es lo que pienso?, ¿Me vas a decir que estoy loco?"

No estaría mintiendo.

"Hace rato que estás delirando cosas." Por instinto, clavé mis uñas en el brazo de Tadeo después de escucharlo decir eso, lo último que necesitaba ver era como ambos se despellejaban el uno al otro conmigo en el medio. Rió en el momento en que Valentín ceñó su puño con los dientes más apretados de lo que jamás vi. "Pegame si querés pegarme, así es como te gusta resolver las cosas siempre."

Yo no tenía idea de cuán peligroso era ser un intermediario entre dos hombres enojados, probablemente con uno más irritado que el otro. 

Sentía miedo de moverme y causar alguna reacción que terminara por dejar a cualquiera de los tres con mucho más que un ojo hinchado, me preocupaba que todo se saliera de control y comenzaran a descargarse justo en frente mío, aunque ninguno de los dos hizo ningún movimiento que diera rastros de alguna pelea.

Tadeo pareció haberle dado a algún punto de Valentín, porque este suspiró mirando al suelo y luego alzó la cabeza, firme, como si nadie le hubiera dicho ni una sola palabra.

"Andate." Escupió de repente, mirándolo directo a los ojos como si estuviera dando su ultima sentencia.

"Valentín..."

"No te metas, Julia." 

Mis piernas temblaron cuando me mandó a callar, no supe si debía volver a hablar o no, y justo cuando estaba por hacerlo, Tadeo se adelantó.

"¿Para qué querés que me vaya de mi casa?" Cuestionó intentando esconder mi cuerpo detrás del suyo. Sabía que no pretendía irse y dejarme sola con él, pero yo no quería que las cosas se desenvolvieran de peor forma de la que ya estaban, por lo que mi única y peor opción era quedarme.

"¿Te lo tengo que decir en otro idioma?" Empezaba a irritarse de a poco, cosa que no era conveniente para ninguno de los tres, así que pellizqué la piel del otro chico enojado para que se volteara y entendiera mi seña de que todo estaba bien.

En realidad no lo estaba, estar sola junto a Valentín podía salir de cualquier manera y ninguna era positiva.

Dudó muchísimo de si realmente tenía que hacerme caso o no, terminando por suspirar pesado y pasarse las manos por la cara de forma brusca antes de darme una última mirada y pasar por al lado de él para abrir la puerta, aún titubeando con preocupación por tener que hacerme caso. Asentí cuando me miró de nuevo, dejándole saber que yo debía arreglar todo ese desastre por mi propia cuenta, y salió dando un portazo sin querer hacerme caso del todo.

Cartón • 𝒘𝒐𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora