21. 𝑅𝑢𝑖𝑛𝑎𝑠

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Bianca y Abril me miraban con la boca abierta de par en par, ninguna de las dos emitía sonido alguno, solo estaban ahí sentadas, estáticas.

"Julia, esto tenés que contárselo a Valentín antes de que se entere él solo." Estableció Bianca con preocupación.

Por supuesto que, entre todo lo que les había contado esa tarde, me salteé el comportamiento violento que Valentín tuvo conmigo, principalmente porque no iban a dudar ni un segundo en dejarme explicarles las cosas antes de buscarlo.

"No, Bian, ¿Estás loca?" Abril la reprochó rápidamente golpeando su brazo. "No digas nada si querés evitarte problemas." Me señaló con su dedo.

A esa altura no sabía cuál de todos mis problemas era el más grave, Valentín controlando cada uno de mis movimientos, Tadeo no queriendo dejar de hablarme, yo no sabiendo a qué lado de mi conciencia hacerle caso, o tener que ver a Tadeo y Valentín viviendo bajo el mismo techo.

Valentín no sospechaba nada, eso me dejaba tranquila, pero tenerlo todo el tiempo intentando estar cerca mío para que no lo dejara solamente complicaba las cosas. Yo no quería dejarlo, le dije repetidas veces que las cosas estaban bien y que no necesitaba acecharme para saber que quería estar con él, sin embargo todo el miedo que sentía porque yo dejara de quererlo lo hacía todavía más aterrador.

"¿A vos te pasa algo con Tadeo?" Volvió a hablar Abril, esta vez con más seriedad.

"Me siento rara..." La verdad era que ni siquiera estaba segura de lo que me pasaba, tampoco de si me atraía o si solo estaba confundida. "No me sentí mal en el momento, me sentí cómoda y me gustó, y me siguió gustando aunque fuese Valentín el que estaba conmigo."

"Entonces te pasa."

"N-no sé."

"Lo afirmé, no te pregunté."

Entre Agustina, Bianca y Abril, ésta última era la más cuerda respecto a sentimientos, Abril era firme y no dudaba ni un segundo en ayudarte o soltarte lo que ella creía que estaba pasando. Bianca era de saber leer, escuchar y aconsejar, y si podía armar el rompecabezas de la forma correcta, también gastaba toda su energía en poder ayudar. Agustina era más de solo escuchar, ya no hablábamos mucho, pero cuando lo hacíamos preguntaba si mi vida iba bien y me dejaba en claro que aún podía recurrir a ella si necesitaba su ayuda o algún hombro para llorar.

"Es probable que pase..." Acepté, porque negarlo solo era mentirme a mí misma.

"¿Y qué vas a hacer con Valentín?" Cuestionó Bianca, jugando con sus dedos.

Esa era la misma pregunta que me hacía desde hace días.

Y la única respuesta que tenía era darme un tiempo para aclarar mi cabeza, y ese tiempo necesitaba atravesarlo sola.

"Creo que voy a tener que intentar hablar con él."

"Julia, no podés decirle que te comiste al amigo." La rubia a mi lado volvió a exaltarse otra vez. "Menos si ese amigo es Tadeo, se conocen desde que tienen conciencia, imaginate lo que puede llegar a ser que se entere de una cosa así."

"Sí, ahí tiene razón." Bianca asintió haciendo una mueca con los labios. "¿Qué es lo que te confundió?" Preguntó tan rápido que casi no llegué a entenderla.

Me encogí en mi lugar soltando un bufido repleto de frustración. Había tantas cosas por las que estaba confundida que ni siquiera sabía por cuál empezar.

"No sé, empezamos a hablar y de repente sentí que podía abrirme más con él que con Valentín." Nuevamente ese cosquilleo raro apareció en mi estómago. "Si tenía algún problema con Valentín, primero lo hablaba con él; si tenía un mal día, lo hablaba con él; si solamente quería entretenerme un rato, hablaba con él. De un día para el otro empezó a tirarme indirectas y a mí nunca me incomodaron, me gustaba que me diga cualquier cosa que quería decirme, y me gusta que no le tenga miedo a Valentín." No lograba entender por qué no sentía culpa de admitir que Tadeo podía hacerme sentir cosas que mi novio no.

Cartón • 𝒘𝒐𝒔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora