Capítulo 2

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KRISTA

Al día siguiente, entro al campus con Ashley a un lado y con Ethan del otro mientras que me rodea los hombros con un brazo. Varias personas lo saludan o le hacen gestos con la cabeza mientras caminamos y, de pronto, me siento como si estuviéramos empezando a salir de nuevo, cuando todos se preguntaban quién era esa desconocida sosteniendo la mano del capitán del equipo de hockey.

No quiero que se malinterprete, quiero muchísimo a Ethan, nunca salí con él por su popularidad y tampoco me afecta, simplemente sé que, sin él, la gente no me voltearía a ver, pero estoy en paz con esa idea.

Escucho unos gritos salvajes a mi izquierda, así que giro la cabeza sin dejar de caminar para ver de qué se trata. Una bola de chicos gritando y brincado se abrazan entre sí y luego toman en brazos a uno para comenzar a lanzarlo al aire varias veces, noto que todos llevan una chaqueta negra con la palabra "Lobos" en letras blancas en la parte de atrás y caigo en cuenta de que es el equipo de hockey.

—¿No quieres ir con ellos a celebrar lo que sea que estén celebrando?— Digo alzando la mirada para ver a Ethan.

—Esos son los de tercero.—Dice dirigiendo su mirada a los chicos gritones, sin darles mucha importancia.

—Y, ¿no te llevas con ellos? Siguen siendo del mismo equipo.

—Sí me llevo con ellos, pero se podría decir que estamos un poco separados, además, el capitán no me ha terminado de gustar del todo.

—¿Es mala onda?

—No, sólo es...— Lo piensa. —Demasiado arrogante para mi gusto.

Esa es otra de las cosas que me encantan de Ethan, incluso siendo el más popular, no se comporta como el típico chico rico que cree que todos son inferiores a él, no se pone la chaqueta del equipo si no tiene entrenamiento o partido, no usa su popularidad para beneficio propio, ha estado con otras chicas antes de salir conmigo, pero siempre he escuchado lo caballeroso que fue con ellas y siempre es amable con todos.

—O sólo estás encabronado con el hecho de que ya no eres capitán.— Dice Ashley.

—No, Ash, sabes que eso no me importa. Me gustaba ser capitán porque quería lo mejor para mi equipo, pero no juego para ser el líder.

—¡Qué tierno!— Grita Ashley antes de reírse a todo pulmón, luego despeina el cabello de Ethan. —En serio, hermano, eres demasiado blando por dentro como para lucir así por fuera.

—Pues yo creo que es una combinación tiernísima.— Digo entrelazando mis dedos con la mano del brazo que me rodea y deposito un beso en su torso.

—No me defiende que me llames tierno.— Dice por lo bajo, como si Ashley no fuera a escucharlo.

—Pues yo creo que hay que ser un verdadero macho para hablar de sentimientos.— Me corrijo.

—Gracias, bebé.— Me da un beso en la frente.

Continuamos caminando y puedo jurar que los gritos de esos jugadores se escuchan hasta dentro del edificio.

Mis clases de derecho son más geniales de lo que imaginé. Los maestros, que dan la clase mientras todos en el auditorio escuchamos atentos, relatan los temas con tanta pasión que es imposible distraerte, explican de una forma muy fácil de entender y siempre nos dejan cuestionando hasta nuestra existencia al final de cada clase para que, a la siguiente, podamos debatir nuestros puntos de vista.

Cuando salgo al jardín con mi licuado rosa en mano, quedo impresionada al ver la cantidad de mesas que hay. Es igual a la cafetería del instituto, sólo que al aire libre y con locales de comida alrededor. Veo una mano agitándose en el aire, es Ethan, con esa sonrisa que nunca se quita. Camino hasta la mesa y me siento a su lado, Ashley está frente a mí ya a la mitad de su hamburguesa. 

—Ahora entiendo a qué te referías cuando decías que estaban un poco separados.— Digo, llamando la atención de todos los que están en la mesa.

Hay muchas mesas, pero sólo tres están llenas de chicos con la chaqueta del equipo, en nuestra mesa algunos la tienen y algunos no, pero en las otras dos no hay nadie que no la lleve puesta.

—Esos son los de segundo.— Dice un chico que no conozco, señalando una mesa. —Y esos son los de tercero.— Señala a otra.

—Entonces, ¿se llevan lo suficientemente mal como para dividirse por grado?— Contesto.

—No es eso.— Otro chico desconocido se une a la conversación. —Nos llevamos bastante bien durante los entrenamientos, la verdad es que no sabemos muy bien por qué andan en grupos, pero somos de primero y aún intentamos acoplarnos, así que, ¿quiénes somos para romper las normas sociales?

—Kris.— Dice Ethan con la boca llena de carne. —Él es Nash,— Señala al que habló primero. —y él es Logan.— Señala al segundo. —Chicos, ella es Kris.

—Así que es un mito, ¿eh?— Pregunta Logan.

—¿Qué lo es?— Lo miro.

—Que los deportistas universitarios nunca tienen novia porque las chicas les sobran.— Contesta, pero, por el brillo divertido que tiene en los ojos, sé que no lo ha dicho con intención de ofender o incomodar.

—Lo dices como si fuera la única novia del equipo.— Río.

—Lo eres.— Dice otro chico. —Soy Matt, encantado de conocer al único amuleto de la suerte del equipo.

Le sonrío amablemente y luego miro a Ethan.

—¿Soy la única novia del equipo?— Pregunto.

Por lo infladas que están sus mejillas, sé que, si habla, escupirá toda su comida, así que sólo se dedica a asentir con la cabeza.

—Vaya.— Suspiro decepcionada. —Mi plan de reunir a todas las novias en un partido y quitarnos la blusa cuando marquen gol ha quedado destruido.

Todos los chicos se ríen, incluso comienzan a comentar lo bien que les he caído, así que miro a Ashley con alivio, porque las dos teníamos miedo de que, al llegar a la universidad, los del nuevo equipo de Ethan sean unos completos pesados, aunque, claramente, sólo conocemos a la tercera parte del equipo, me pregunto cómo serán los demás.

De pronto, mi mirada se dirige a la mesa del centro en el jardín, esa misma que es la que tiene más chaquetas de hockey que la otra y la nuestra y uno de ellos capta mi atención.

—¿Quién es ese?— Pregunto, pero intentando no sonar muy curiosa.

—Luke.— Dice Nash. —Luke Davis, el capitán.

Conque él es el capitán, ¿eh? Tiene el cabello oscuro y, por lo que logro ver, creo que sus ojos son de color verde, es igual de musculoso que todos los demás, parece un poco serio, casi misterioso y, por la dignidad con la que porta la chaqueta, he de decir que, efectivamente como nos lo dice las sabias películas, cada universidad tiene a "ese" típico chico.

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