KRISTA
—¿Quieres jugar beer pong?— Me mira Matt, señalando la mesa larga que se extiende por la sala una vez que mi vaso está lleno de nuevo.
—¿Podemos jugar tequila pong?— Pregunto emocionada, haciéndolo reír.
Asiente con la cabeza y me toma la mano hasta llegar a la mesa. Los dos chicos que se encuentran del otro lado son igual del equipo, pero no sé de qué año son.
—Chicos, ella es Kris.— Me presenta Matt.
—Ah, el amuleto.— Dice uno.
—Kris, él es Aaron y ese es Zack.— Matt los señala.
El primero me hace un gesto con la cabeza y el otro me guiña el ojo. El comentario del amuleto me ha tomado por sorpresa, no creí que todos supieran que soy novia de Ethan, aunque, si vemos nuestro historial, claro que lo saben.
—De acuerdo, comencemos.— Dice Aaron.
La partida es intensa, la pelota va viajando de un lado a otro tan rápido que parece una mancha de color amarillo borrosa en el aire. A Matt y a mí nos queda un vaso y a los chicos igual, así que muy pronto se decidirá quiénes son los campeones.
—¡Sí!— Grita Zack cuando mete la pelota en nuestro vaso. —No das tanta suerte después de todo, preciosa.
En cualquier otra situación, su comentario me hubiera dado risa, pero gracias a la cantidad de alcohol que hay en mi sistema, no puedo evitar molestarme. Matt debe permanecer sobrio para conducir de regreso, así que todos los vasos que Aaron y Zack han atinado, me los he tomado yo.
—Juguemos otra para ver si eso es cierto.— Digo mirando a Zack.
—Creo que ha sido suficiente alcohol por hoy, ¿por qué no vamos a bailar?— Matt toma mi brazo, pero me suelto de un jalón cuando Zack me lanza un beso con esa miraba burlona.
—¿O no creen ser lo suficientemente buenos como para ganar dos veces?— Digo retándolos, ignorando por completo a Matt.
—La niña quiere jugar.— Zack se encoge de hombros.
—Pues vamos a jugar.— Dice Aaron, comenzando a poner tequila en los vasos de nuevo.
Escucho el suspiro frustrado de Matt, pero no dice nada, sólo apoya las manos en la mesa decidido a jugar otra vez.
—¡En tu cara, perdedor!— Grito señalando a Zack después de que haya metido la pequeña pelota amarilla en su último vaso.
—¡Otra vez!— Dice Zack, visiblemente molesto mientras que rellena los vasos una vez más.
—No, nada de eso. Kris vamos a bailar.— Dice Matt.
—No, quiero volver a ganar.— Digo sin quitar la mirada de la mesa.
Matt se jala de los cabellos y suelta un gruñido justo antes de comenzar a jugar de nuevo. Esta ronda la ganan ellos, así que pido revancha, luego ganamos nosotros, luego ellos, luego nosotros, hasta que, en las últimas tres rondas, Matt y Aaron se hacen a un lado porque se han dado cuenta de que ya no es un juego para divertirse, es una guerra entre el ego de Zack y el mío.
La gente ha comenzado a reunirse alrededor al ver la seriedad con la que nos estamos tomando esto. Él atina, yo atino, él atina, yo atino, así va pasando el tiempo mientras que la botella de tequila comienza a llegar a su final. Gano la penúltima ronda, él pide revancha y luego gano yo de nuevo.
—¡Gané!— Digo gritando.
La gente que rodea la mesa alza sus vasos mientras que gritan y sueltan silbidos.
—Bien hecho, Kris.— Dice Zack, rodeando la mesa para acercarse a mí y me ofrece la mano. —Con esa determinación y furia no nos vendría mal tenerte en el equipo.
El odio hacia Zack ha acabado y no puedo evitar reírme ante su comentario. Ignoro su mano y me lanzo a sus brazos para abrazarlo con fuerza, él me devuelve el gesto con una carcajada.
—Ahora ya estás peda.— Dice cuando me separo de él.
Y tiene razón, mucha razón. Estoy más que peda. Es obvio que él está mucho más sobrio que yo ya que con ese cuerpo podría tomarse todo el alcohol del mundo en una sentada y salir vivo, yo, por el otro lado, soy un cuento diferente. Estoy tan borracha que arrastro las palabras y mi equilibrio flaquea por ratos.
Asiento con la cabeza mientras que sonrío de oreja a oreja y lo hago reír.
—¿Sabes, de casualidad, en dónde hay un baño?— Digo cruzando las piernas y haciendo una mueca, rogándole a todas las fuerzas superiores que no dejen que me orine en los calzones.
Zack mira mis piernas y estalla en carcajadas, pero se contiene lo suficiente como para poder decir:
—Hay uno arriba.
—Te acompaño.— Dice Matt, pero una chica lo detiene tomándolo de la mano.
Comienza a decirle cosas que no logro escuchar, pero por cómo se le acerca y le juega el cabello, puedo imaginarme de qué se trata. Matt intenta hacerla a un lado sin dejar de mirarme, pero no lo logra.
—No te preocupes.— Alzo la voz intentando contener la risa. —Iré al baño y vuelvo en menos de diez minutos, lo prometo.
Me voy antes de que pueda contestar porque, sinceramente, ya no aguanto más. Subo corriendo las escaleras y todas las puertas de madera son exactamente iguales y están cerradas, ¿cómo sabré cuál es el baño? Paseo mi mirada en las puertas y, al final del pasillo, veo una puerta solitaria. Hay tanta gente en el pasillo que las puertas apenas se ven, pero esa no. Las personas mantienen su distancia de esa puerta como si estuviera envenenada, pero eh, estoy borracha y mi vejiga me arde, ¿qué más da?
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Secretos
Teen FictionKrista llega a su primer año de universidad junto con su mejor amiga y su novio. Todo pinta bien hasta que, en una fiesta, se le van las copas y termina acostándose con un desconocido. Decide dejar el error en el pasado y no decirle a nadie, pero es...