Capítulo 16

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LUKE

Se pone de pie y tengo que contener el aire para evitar una erección al verla con mi sudadera, que le llega hasta los mulos y el exceso de tela se queda amontonada en sus brazos.

La guío con cuidado hasta el hielo, primero entro yo y, tomándola de las dos manos, la ayudo a entrar. Se tambalea un poco y, por instinto, clava sus uñas en mi brazo para mantener el equilibrio y yo sólo soy capaz de recordar cuando clavó sus uñas en mi piel al venirse. Suerte que mis pantalones no son tan ajustados, porque tendríamos un problema.

Me coloco detrás de ella y pongo una mano en su cintura, mientras que con la otra le sostengo la suya. Su piel se eriza cuando mi aliento la golpea, sus nalgas están pegadas a mi pene y tengo que tener la fuerza de un Dios para no cogérmela aquí mismo

Comienzo a patinar lentamente y ella endereza la espalda y se queda recta como un palo.

—Tienes que relajarte para que esto funcione.— Susurro en su oído.

Su cuerpo se comienza a relajar después de unos minutos y ahí es cuando acelero el paso. No voy rápido, pero sí lo suficiente como para que pueda sentir el frío viento en su rostro.

—Estira los brazos.— Ordeno.

—¿Para qué?

—Sólo hazlo.

Los estira a sus costados y yo la sostengo por la cintura. Muy estilo "Titanic", sí, pero quiero que sienta lo bien que se siente patinar.

—¿Puedes ir más rápido?— Susurra.

Acecho la mirada y veo que tiene los ojos cerrados, así que obedezco su orden. Voy más rápido sin dejar de ser cuidadoso y, de pronto, Kris mete el freno, soltándose de mi agarre y estrellándose contra el hielo. Mierda.

Patino a toda velocidad hasta ella y me pongo de rodillas para mirarla, tiene los ojos cerrados aún y comienza a hacer lo que no creí que haría. Comienza a reír. Se ríe tanto que se sostiene el estómago y aprieta los ojos con fuerza, es una risa que me obliga a sonreír.

—¿Estás bien?

—Ha sido increíble.— Dice abriendo los ojos para mirarme.

Tiene las mejillas rojas gracias al frío y el cabello despeinado, está guapísima.

—¿Puedo hacerlo yo sola esta vez?— Pregunta con los ojos cargados de emoción.

Asiento con la cabeza y la ayudo a ponerse de pie. Le enseño lo básico y comienza patinando agarrada de la barda que rodea la pista, se cae muchísimas veces, pero ninguna sin reírse y, en poco tiempo, está patinando con equilibrio. No es la mejor patinadora del mundo, pero patina con la fluidez suficiente. Se cae cada vez que intenta subir la velocidad, pero se levanta y lo vuelve a intentar como si su vida dependiera de ello.

Así nos la pasamos un rato, patinando en silencio, pero Kris ríe cada vez que descubre algo nuevo y es contagioso, así que nuestras risas es lo único que se escucha en el estadio.

—Creo que ha sido suficiente por hoy.— Digo cuando noto lo cansada que está.

—No, ¿por qué? ¡Un rato más!

Patea el hielo cual berrinche de niña pequeña y lo único que logra es caerse de espaldas, patino hasta ella y la miro esperando su risa, pero me decepciono cuando no llega.

—No siento las piernas.— Dice alzando los brazos.

La cargo y patino hasta las bancas, en donde la siento en mi regazo.

—No sé cómo has aguantado tanto.— Digo mientras comienzo a quitarle los patines. —Al entrenador le gustaría conocerte.

—Zack me ha dicho que les hace falta alguien como yo en el equipo.— Dice encogiéndose de hombros con aire superficial.

—Sí, eh, creo que te has golpeado la cabeza bastante fuerte.

Y ahí está. Otra de esas risas.

Termino de quitarle los patines y la siento a un lado para quitarme los míos, nos ponemos los tenis y yo ya estoy listo para irme cuando noto que me está mirando.

—Gracias, Luke, ha sido más que genial.— Clava sus ojos grises en los míos y siento algo extraño recorrer mi cuerpo.

—Podemos volver cuando quieras.— Ofrezco.

Asiente con la cabeza y, de pronto, mi mano ya está acariciándole la mejilla.

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