32| ¿Nuestra historia?

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Greyson.

Después de durar 3 días lejos de mis amigas, de Cotton y por supuesto de Bruno al fin me siento mejor y se podría decir que ya se me fue el resfriado. El día que Bruno estuvo aquí hablamos muchas cosas y entre ellas sobre lo que siente por mi, no me sorprende que sienta esas cosas ya soy Greyson Reeves, soy fabulosa, hermosa y fantástica, era obvio que iba a terminar sintiendo cosas, ese era el plan.

Pero que yo terminara sintiendo cosas por el no era parte del plan, se que siento algo pero no se que cosa es, se supone que sería una venganza, que destruiría a Taylor por quitarme la presidencia pero, al el sentir cosas por mi también lo destruiría a él y Bruno no me ha hecho nada a mi para yo lastimarlo, lamentablemente le tocará aunque no quiera y si, siento cosas por el pero eso no significa que me importe. ¿O si?

Tratando de buscar algunas respuestas acerca de lo que es amor decido hablar con mi padre, entre a su habitación pero solo me encontré a una Baylee leyéndole un cuento al bebe, ¿Por qué lo hace? Creo que tiene como 5 meses de embarazo no creo que ese bebé escuche algo, ¿O si? Bueno, el punto es que me dijo que mi padre estaba en la cocina preparándose algo para cenar así que iré a que pasemos un momento padre e hija.

Por otro lado los padres de Frederick no presentaron cargos contra Owen por haberlo golpeado pero si pidieron su expulsión temporal hasta que su hijo se sienta cómodo con el ahí, escuche por parte de mis amigas que Frederick no pronuncia ni una sola palabra desde que Owen le destrozo el rostro, anda por los pasillos del instituto como una oveja silenciosa con miedo a ser atacada por un lobo feroz.

Al llegar a la cocina veo a mi padre usar un delantal rosa mientras se sirve pasta con brócoli en uno de los platos, me acerco a él y me siento sobre la meseta del centro de la cocina, alza una ceja al verme ahí y luego sonríe sin mostrar los dientes.

—¿Quieres un poco de pasta, peque? Me quedo exquisita.—Me pregunta, asiento y saca otro plato de la despensa, me sirve un poco de pasta, me extiende un tenedor y comienzo a comer. El recuesta su cuerpo de la meseta que está frente a mi y también come.—¿Qué tal está?

—Muy buena.—Le digo con la boca llena.

—¿Te sientes mejor?—Asiento.—Pues el lunes estás de vuelta al instituto, ya está haciendo frío nuevamente y la lluvia volvió así que abrígate bien.

—¿Y Owen?—El hace una mueca, desde la pelea el y mi padre no han cruzado más de dos palabras.

—Aún no lo sé, debe ofrecerle una disculpa a Frederick y una a mi por haberme asustado.—Me responde.—Esperemos que este fin de semana lo ayude a pensar mejor, si es así pues estará de regreso el lunes.—Asiento.

—Papá, baje porque quería hablar contigo.—Se señala sin poder creerlo, asiento.

—¿Hablar de que?—Me siento como indio sobre la meseta acodándome mejor.

—¿Aún amas a mi mamá?—Le suelto de una, deja el tenedor sobre el plato y me mira atentó unos segundos.—Lo siento sino estás listo para hablar de...

—No te preocupes, si estoy listo.—Suelta un suspiro.—Si cariño, siempre he amado y amaré a tu madre.

—Pero, ¿Por qué? Te abandono dejándote solo conmigo.—El me mira unos segundos antes de volver a comer de su plato.

—Es algo muy largo de contar.

—Pues cuéntame la historia de ustedes dos, te escucho.

—¿Nuestra historia?—Asiento.—Creí que no querías saberla, me lo dejaste en claro un par de veces.

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