35| ¿Donde estabas?

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Greyson.

Siento el sol chocar contra mi cara y escondo mi cabeza debajo de la sábana, suelto un suspiro tratando de acomodarme sobre mi cama que al parecer está más dura que de costumbre e incluso se mueve como una persona...¡Como una persona respirando! Me quito la sábana de la cara, incorporó el cuerpo, abro los ojos sorprendida al verme sentada sobre el cuerpo de Bruno, ambos estamos desnudos en el asiento trastero de su auto en pleno lago...Mierda y como si fuese poco anoche hicimos el amor.

¡Bruno y yo hicimos el amor!

—Despierta.—Le doy leves golpecitos en la cara.—Bruno que te despiertes.—Le propinó una fuerte cachetada, se despierta asustado mirando a todos lados, frunce el ceño al verme sobre el y pasa ambas manos por su rostro.

—¿Qué hora es?—Pregunta aún medio dormido, me encojo de hombros. Extiendo mi cuerpo un poco hacia adelante y tomo su teléfono, abro los ojos sorprendida al ver que en media hora mi padre estará tocando a mi puerta para avisarme que ya Owen se va para la escuela.

—Joder.—Susurro, comienzo a buscar mi ropa en el desorden qué hay en el suelo del auto, con rapidez y sin ponerme mi ropa interior comienzo a vestirme aún sobre el cuerpo de Bruno.—Vístete y llévame a casa, ahora.

Salgo del auto y termino de subir mi pantalón, me acerco casi a la carretera y tomo mis carísimos zapatos que por cierto, recuérdenme jamás lanzarle mis costosos zapatos a alguien cuando esté enojada ya que si, son terrible te costosos, vuelvo a acercarme al auto nuevamente y veo a Bruno dormido.

—¡Te dije que te vistas!—Vuelvo a lanzarle el zapato, el se vuelve a sentar en el asiento trasero pasando su mano por su cara otra vez.—Yo conduciré, tu ve arreglándote.—Asiente tomando sus cosas.

Entro al auto, lo enciendo y con rapidez salgo de ahí, auto mentí la velocidad ya que estoy un poco lejos de casa y no quiero que me coja el tráfico y además ando sin celular, no puedo llamar a Owen y pedirle una pequeña distracción.

¡Mierda!

—Tu padre siempre te deja hacer lo que quieras, ¿Por qué las ganas de llegar tan pronto a casa?—Pregunta mientras se viste.

—Porque ahora nos llevamos bien.—Le respondo en un leve susurro.

—¿Sabes? Hubiese prefiero tener un poco de sexo mañanero, eso hubiera ayudado a que tengas buen humor.—Dice riendo.

—Muy chistoso Pereira.—Le respondo tratando de ser seria.

—Tengo este extraño sentimiento de querer estar pegado a ti todo el tiempo, ¿salimos hoy en la noche?

—¿Haremos el amor?—Le preguntó, comienza a reír.—No es un chiste, es una pregunta.

—Puede ser, aunque me gustaría hacerte la cena.—Alzo una ceja.

—En mi casa, a las 8.—Escucho su risa.—Le harás de cenar a mi padre.

—¿Es en serio? Pensaba hacer unos macarrones, ahora tendré que aprender a hacer langosta o algún platillo de gente con dinero.

—A mi papá le gustan los macarrones, de hecho.—Le respondo.

Al llegar a mi calle estacionó el auto en la entrada, extiendo mi cuerpo hacia atrás y tomo mi otro zapato, mi sostén y mis bragas, Bruno toma ambos lados de mi cara y me besa dulcemente, una de sus manos se dirige a mi cuello dándome un leve apretón haciéndome gemir.

—¿A las 8?—Asiento.

Me alejo de él con rapidez, salgo del auto con mis cosas en la mano y comienzo a correr a la parte trasera de la casa, al llegar camino pegada de la pared para que así si alguien esta despierto no me vea, al llegar a la parte trasera abro la puerta de la cocina con cuidado, al entrar la cierro con mucha discreción tratando de no hacer ruido.

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