Cap 23-Encontrar a Mica.

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Punto de vista de Mica. 

Todo héroe tiene su talón de Aquiles. Todos, hasta los más fuertes, los que creemos invencibles, los que luchan con el alma y no les gana ni el mismo diablo, todos...tenemos una debilidad. 

Me puse de pie con aquella sensación dolorosa que no había sentido en años. Mis músculos se desgarraban y la sangre dorada que corría por mi cuerpo parecía haberse vuelto metal. Mis ojos reconocieron una celda. 

Me habían encerrado en una de las celdas del sótano del castillo como a aun perro. Cuanta clase, me esperaba mejor de los reyes. 

Me puse de pie, el suelo estaba lleno de tierra y de mugre, las paredes estaban a punto de derrumbarse sobre mí y una puerta de barrotes de metal eran la única fuente de luz. Inalé profundamente tratando olvidarme del dolor. 

Me habían inyectado elixir Lunae. Era la savia de una flor muy particular,  una flor que nacía directamente por la luz de la luna, y yo siendo especialmente unido al sol, aquella flor podía herirme pero no matarme. 

Ahora tenía que salir de aquí, y me parecía ridículo que estimasen que esta celda de papel podía detenerme. 

De una sola patada, la puerta de barrotes cayó y al no ver guardias, lo que tambien me pareció extraño, salí de allí tranquilamente. Podía sin duda volver a la oficina de los reyes y vengarme por haberme dormido, pero se hacia de noche y me tomaría horas volver a casa junto a Luna. No podía dejarla desprotegida tanto tiempo. Salí del castillo justo como había entrado planeando ambiciosamente como me vengaría de ellos y que haría para detener este caos. 

Me subí a mi auto que había dejado cuidadosamente lejos del castillo, y después de asegurarme de que no me seguían, emprendí el largo camino que me llevaría hasta nuestro refugio. No sabía cuánto tiempo podriamos quedarnos en territorio Gea, pero por ahora no teníamos otra opción. 

Cuando al fin llegué a la casa, Victoria estaba en lágrimas. No tuvo que explicarme lo que ocurría  para que yo pudiese entenderlo. 

Luna. 


Punto de vista de Luna. 

Bajé las escaleras sintiendo mis manos temblar. No sabía cómo, pero sentía a Mica en peligro y aquella sensación no se iba. 

-Victoria-llamé aún sin permitirme llamarla mamá. Le conté lo que me ocurría, pero ella no pareció preocuparse. 

-Mica no está en peligro, estoy segura de que está bien-me aseguró Victoria. 

Pero entonces porqué sentía en lo más profundo de mí que algo andaba mal?  Si Victoria no quería escucharme, tomaría acción yo misma. 

-Iré a dar un paseo-dije fingiendo estar tranquila. 

-No tardes-me pidió. Salí por la puerta sin decir nada más. Que tan lejos podía estar ese castillo? 

Detuve a una señora que paseaba a su perro. Lucia tan normal, tan humana, pero veía en sus ojos que era una Gea. 

-Disculpe, que tan lejos estamos del castillo Sila?-pregunté amablemente. 

-Queda a más de una hora en auto, pequeña-dijo con una sonrisa. Le agradecí y decidí que no tenía otra opción que crear un portal para llegar hasta allí. Pero cómo? Nunca había creado uno... 

No era tiempo de dudar, Mica estaba en peligro. Recordé todas las veces que él me había salvado, todas las veces que me había sentido a salvo en su compañía. Lo correcto era que yo fuese la que lo salvara ahora. 

Caminé un par de calles hasta que encontré un pequeño callejón y me adentré a él. Me concentré todo lo que pude. En mi mente divagaban crueles imágenes de Mica. Y si estaba sufriendo? Y si lo estaban torturando? Y si...

Empecé a temblar en cuanto vi una luz salir de mi mano. Pensar en Mica me daba fuerza. Apunté mi mano hacia el fondo del callejón, y vi como lentamente, aquellas luces anaranjadas de un portal aparecían. 

No podía ser. Significaba esto que mis poderes estaban apareciendo? Miré mis brazos y vi en ellos los tatuajes. Sintiéndome más segura, pero igual de aterrada, me adentré al portal deseando con todas mis fuerzas que me llevase al único lugar en el que en realidad necesitaba estar. 

Con Mica. 

En menos de un segundo, me encontré en un salón. 

Estaba en el castillo. Pero dónde, exactamente? Nunca había venido y no tenía idea de nada. 

El salón era amplio, parecía una especie de salón de té. Miré las paredes cubiertas por los cuadros, las delicadas tazas de porcelana sobre la mesa de  cristal y oro blanco, las alfombras bordadas en hilo de plata... Porque había Mica escapado de todo este lujo? Froté mis brazos con mis manos en un intento por calentar mi piel. Hacia frio. 

Cerré los ojos deseando escuchar nuevamente mis instintos. Donde podría estar Mica? Que hacia si alguien me hallaba? Una vez mas había actuado sin pensar. 

Porqué ya no sentía la sensación de antes? Porque ya no sentía a Mica? 

Una respuesta dolorosa vino a mi mente. Y si...

Salí de aquella habitación embrujada por aquella posibilidad. 

Y si habian...

No. Ningún padre mataría a su hijo. 

En el pasillo, guardias esperaban. 




Sin Mirar AtrásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora