Punto de Vista de Lans.
Desperté a su lado, e inmediatamente, las imágenes de la noche anterior llenaron mi cabeza. Sus labios besándome, su piel contra la mía, sus caricias, sus gemidos...
La miré unos segundos, angelical, su piel blanca brillaba por los rayos del sol que se infiltraban a través de la ventana. Me puse pie. Era un día importante.
Luego de una ducha, me puse mi uniforme. No había un día en el que no llevara el uniforme del equipo Solar. Me recordaba quien era y mi deber como príncipe. Sin duda por eso, había decidido traicionar a aquellos que me habían dado la vida. Estaba harto. Harto de ser un muñeco al que controlaban. Quería ser el que tomaba las decisiones, y estaba convencido de que podía reinar de manera justa. Enmendar los daños que habían provocado mis progenitores. Era mi deber.
Me dirigí al salón principal a reunirme con los generales. Yo comandaba al ejercito, y tenía soldados leales a mi lado.
-Atacaremos esta base-dije mostrando en el mapa.-No quiero una sola víctima. Nada de muertos. Entraran en la noche, sigilosamente. Destruiran las bombas. Que no quedé ningún arma que sirva en el ejercito Nova -ordené, y ellos asintieron para luego salir del salón.
-Alteo y Nikolau. Quédense-ordené. Eran mis soldados más leales.
-Tengo una misión para ustedes-dije midiendo bien mis palabras.
-Lo escuchamos, general-dijeron, y yo suspiré.
-Como ya les había comentado, he estado pensando en que Los Silas necesitan nuevos gobernantes. Pensé ingenuamente que mis padres terminarían por darse cuenta y dejarían el trono por voluntad propia, pero eso no parece estar en sus planes. Quieren llevar esta guerra acabo, y como príncipe, no puedo permitir que sacrifiquen a mi pueblo por pura ambición.-empecé.
-Entonces...-
-Quiero que esta noche, se deshagan de los reyes-dije seguro. Intercambiaron una mirada
-Quiere que traicionemos a nuestros reyes-afirmó Nikola.
- Es a mí, a quien le deben su lealtad. Los encerraran en los calabozos del norte. No quiero que nadie se entere de nada. Yo me encargaré de anunciar su desaparición. Los quiero encerrados de por vida. Que nadie entre a sus celdas. Que sean olvidados-expliqué con la mirada fija, con más determinación que nunca.
-Como usted ordene- respondieron al unísono.
-Obviamente sabré pagarles generosamente por este favor. Me habías contado, Nikolau, que tu hija estaba muy enferma y que los tratamientos son costosos. No tendrás que preocuparte más por eso. Tendrá acceso a los médicos reales. Y tú, Alteo me enteré de que tu esposa acaba de dar a luz. Estoy seguro de que con una buena cantidad de dinero, podrías ver crecer a tu hijo con todas las comodidades-
-Se lo agradeceremos eternamente, señor-
-Y yo les agradesco su lealtad y discreción. Apagaré las cámaras y los haré entrar por la puerta del jardín a media noche. Una vez estén dentro, volveré a mi habitación y ustedes harán su trabajo. Cuando despierte, los reyes ya deben estar encerrados. Anunciaré su extraña desaparición alegando que estaba mi padre muy enfermo, y han decidido marcharse para vivir sus últimos días juntos, dejándome a mí al trono. Está claro?-
Ambos asintieron.
-Y los demás nobles? Sus tíos, primos y resto de la familia real?-preguntó Alteo tan astuto como siempre.
-Mis padres se han encargado de degradar su relación con todos los que comparten su sangre. Nadie los extrañará-aseguré. Y era cierto. Mi padre se había peleado con todos sus hermanos al intentar quitarles su fortuna para enriquecerse más. Habían perdido toda la gloria que alguna vez habían tenido.
Alteo y Nikolau salieron de mi oficina, y poco después llegó Luna. Desde que se había mudado al castillo vestía uniforme, lo que le hacia perder esa inocencia que tenía cuando vivía en el Fuerte. En las últimas semanas se había vuelto más fría, más madura, como cuando le arrancan el corazón a un niño pequeño y tiene que crecer de repente.
Anoche, mientras le hacia el amor, no pude evitar pensar en cuales eran aquellas razones repentinas para que decidiese olvidar a Mica. Había empezado todo esto por él, y ahora parecía haberlo enterrado. Probablemente se había dado cuenta de que Mica no merecía su amor. Siempre había sido un niño egoísta y me alegraba que Luna lo hubiese entendido.
Besé su mejilla, y ella sonrío ligeramente.
-Todo está arreglado-dije tomando su mano. Veía en sus ojos que estaba confundida y que yo aún no había ganado su corazón. No me engañaría, pero haría todo para conseguirlo.
-Y qué pasará después?-preguntó como si intentase proyectar el futuro.
-Nos casaremos y reináremos-respondí.-Así tu profecía se cumplirá. Serás reina-
-Y que hay de...?-empezó.
-Porqué piensas en él?-cuestioné algo frustrado.-Olvidas que te abandonó en todo esto? O es que acaso no sabes que ya te olvido y está con Leonor?-
Vi en su mirada que efectivamente, no lo sabía, e inmediatamente me sentí culpable por haber sido tan directo. Leonor nos lo había contado a todo el equipo. Ella y Mica estaban de vuelta.
Luna se quedó en silencio, y me dolió verla sufrir por otro. Porqué no podía darse cuenta que yo sí la quería? Porqué no podía sentir lo mismo?
La vi salir de mi oficina, y tuve que apoyarme de mi escritorio al sentirme débil. Ella rompía mi corazón, un corazón que nunca se había entregado a nadie y que sufría como los mil infiernos su rechazo. En ese momento maldije a Mica, porque tenía algo que supe, yo nunca tendría.
Primer punto de vista de Lans! Espero que les haya gustado y entiendan mejor a este personaje<3
Los quiero un mundo y gracias por el apoyo.
DD
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Sin Mirar Atrás
FantasiaLuna. Un nombre que desató desgracia en un mundo que no es el nuestro. En su sangre había algo funesto. En su mirada había pura vida. Hija de luz y sombras. Entre el bien y el mal. Condena y salvación. Poder. Traición. Secretos. Amor. Y dos prof...