Cap 10-Una profecía

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-Suéltame-dije de inmediato al ver que me tenía totalmente paralizada bajo su cuerpo. Me sentía indefensa y lo detestaba. 

-O si no qué?-preguntó disfrutando el enojo en mi rostro. 

Esa era una excelente pregunta. Ninguna amenaza funcionaría. Mica era más alto, fuerte, y más astuto que yo. 

-No te soporto-fue lo único que pude decir. 

-No te soportas ni tú- 

Intenté removerme para quitarlo de encima de mí, pero no había nada que hacer. 

-Te acusaré de acoso sexual-fue lo único que se me ocurrió. Y fue ese el momento, en el que por primera vez, vi a Mica reír. 

Tenía una sonrisa blanca de niño bueno y podía apostar de que muchas caerían de tan solo verlo. Se acercó ligeramente a mi rostro, pero luego se movió a un lado dejándome libre. Me puse de pie dispuesta a darle una buena bofetada por tonto, pero él se quedó acostado sobre el pasto verde. Miraba al cielo pensativo, y todo el enfado que había mostrado antes se había desvanecido. La Luz del sol que pasaba por los arboles iluminaban su rostro suavemente, particularmente sus ojos, que brillaban con intensidad contrastando así con su cabello oscuro. Este chico debía ser como mínimo bipolar. 

-No me llevarás de vuelta a Aria-dije segura de mí. 

-A dónde quieres ir entonces? Al orfanato?-preguntó mirándome desde abajo. 

-No-respondí con rapidez. No soportaría ver otra vez como todos me habían olvidado.

Mica se puso de pie y me miró fijamente unos segundos. 

-Ya sé a donde voy a llevarte-aseguró abriendo un portal. 

-Como sé que ese portal no nos llevará devuelta al fuerte- 

-Tendrás que confiar en mí- 

-Esa idea no me gusta- 

-No es como si  tienes otra opción- 

Punto para Mica.

Nos adentramos juntos en el portal y juré que si estábamos de vuelta al Fuerte le arrancaría su precioso cabello con mis propias manos. Pero no estábamos en el Fuerte. 

Estábamos en una casa. 

-Qué es ese sonido?-pregunté de inmediato. 

La casa era grande y blanca, pero un sonido en particular inundaba el aire húmedo. 

No podía ser posible. 

Salí corriendo al ver las puertas de vidrio que daban a...la playa. 

Para la mayoría de personas podía sonar algo banal y sin importancia. Quien no había ido a la playa? 

Pues yo. 

Corrí hasta poder sentir la arena bajo mis botas. Siempre había soñado con ir a la playa, y ahora que por fin veía aquel infinito mar no podía sentirme mejor. El aire salado, el sol cálido rozando mi piel y la arena suave y caliente recubriendo todo el piso. Esto era mejor de lo que jamás había podido imaginar. Quité mis botas deseando sentir la arena entre mi dedos y sin importarme estar vestida, corrí al agua. Era verano, por lo que se sentía fresca. Salté cuando vino la primera ola y me sentí como una niña otra vez. Era el mejor lugar en el que había estado en toda mi vida. 

-Ven!- le dije a Mica que se había quedado mirándome desde el borde. Su cabello se movía con el viento y aún afichaba una sonrisa en su rostro.

Sin Mirar AtrásDonde viven las historias. Descúbrelo ahora