PUNTO DE VISTA DE MICA.
-Ya hablé con...-empezó Leonor en cuanto llegó, y yo no la dejé terminar. No me importaba. No me importaba nada, tan solo necesitaba sacar a Luna de mi cabeza. La besé con exigencia, deseando que todo esto fuese mentira. Deseando estar de vuelta en el campamento el día en el que me habían dicho que seria guardián de una chica, para poder rechazar y evitar el caos que había sembrado en mí. Leonor intentó seguir el beso, sujeté sus caderas y acerqué nuestros cuerpos. No la quería y probablemente nunca lo haría. Le había entregado mi corazón a una traidora sin darme cuenta, y ella lo había destruido. Leonor no podía reconstruirlo. Cuando nos separamos para respirar, evité mirarla a los ojos. No necesitaba su mirada de niña enamorada.
-Me gustas, Mica-soltó, y yo solo asentí.
-Y bien?-pregunté después de unos segundos.-Has hecho lo que te he pedido?-
-Si. He hablado con los miembros del equipo. Nos ayudaran a sabotear las bases militares Sila.-
-Perfecto-respondí-Tambien tenemos que idear algo para sacar a los reyes del trono-
-No me digas que estás pensando en...-
Y no, en realidad no lo pensaba. Por más desgraciados que fueran, por más que los odiara, yo no mataría nunca a mis padres. No por afección, ni por que los quería con vida, sino porque sería muy sencillo, y yo no era un asesino.
-Encarcelarlos-completé. Pero que pasaría después de eso? Lans sería quien tomaría el trono. Continuaría él la guerra? Era un imbecil, y lo odiaba con mi vida entera, pero sin mis padres aquel idiota no tenía voluntad, y tampoco era una persona bélica.
-Cómo haremos eso?-preguntó sentándose pacientemente.
-Destruiremos el poder del ejercito Sila. No a sus soldados, ellos no tienen la culpa. Lo haremos por estrategia destruyendo sus armas, sus bases militares, y todos los medios que tienen. Luego tomaremos a los reyes prisioneros. Los encarcelaran en territorio Nova.-
-Y Luna? Ella es su arma principal-continuó, y vi en sus ojos el disgusto de tener que pensar en ella. Leonor la detestaba porque sabía que Luna había conseguido lo que ella quería.
-Yo me encargaré de ella-respondí sin más.
-Lo correcto sería encerrarla como a los reyes. Después de todo, esto es su culpa- insistió.
-Nadie va a hacerle nada a Luna-respondí en su defensa, y me sorprendió mi reacción. Por más que quisiera negarlo, ella me importaba, y me odiaba por eso.
Leonor bajó la mirada, sin duda entendiendo que Luna aún estaba en mi mente. Halé su cuerpo hacia el mío y besé sus labios para asegurarla. Leonor siempre había estado ahí para mí, era ella quien debía tener mi amor.
-Yo también te quiero-mentí, y vi sus ojos iluminarse.
Punto de vista de Luna.
Llegué al castillo, y tuve que hacer esfuerzos monumentales para no encerrarme en mi habitación y destrozarlo todo. Estaba enojada, decepcionada, dolida.
Los reyes estaban en sus tronos, ingenuos, sin saber que dentro de su mismo castillo, Lans y yo preparábamos todo para acabarlos. La reina me llamó, y fui con ella. Solía invitarme a tomar el té por las tardes, y aunque lo odiaba, iba para asegurarme de que no dudara de nada.
Siempre iba vestida con las joyas más finas, y ni esas piedras preciosas que adornaban su cuello podían esconder lo podrida que estaba su alma. Era ambiciosa, lo único que le importaba era ser más bella y más rica.
-Eres muy hermosa-me dijo esa tarde, y pude notar cierto recelo en su voz.
-Nunca tanto como usted-respondí con mi sonrisa más falsa para luego tomar un sorbo de la taza de porcelana.
-Estás lista para lo que viene?-preguntó dejando la tasa sobre la mesa de cristal.
-Lo que viene?-pregunté con el ceño fruncido.
-Ya es hora que utilizar tus poderes, Luna. Tenemos que avanzar, y tenemos el plan perfecto. He visto que tienes una conexión con la energía de la noche, pero también con la del día, lo que es algo único. Utilizaremos tu poder para atacar Meria, la ciudad principal del reino Nova.-
-No podemos atacar allí. Más de la mitad de los Novas viene en esa ciudad. Cientos de miles de inocentes morirían en un día-dije aterrorizada.
-Y eso porque nos importaría? En la guerra muere gente, Luna. A los que tenemos que cuidar son a los Silas, no a los Novas. Que mueran todos, si eso nos asegura la victoria-
Me quedé paralizada al escuchar la frialdad con la que hablaba, pero intenté no dejar que viera lo perturbada que estaba. Asentí buscando en mi mente una manera de evitarlo.
-Y cuando haremos eso?-pregunté tragando saliva. Necesitaba tiempo.
-En 4 días, exactamente-me respondió, y yo tuve que cerrar los ojos con fuerza para dejar de temblar.
-Necesito más tiempo...para poder volverme más fuerte-intenté convencerla.
-Ya eres los suficientemente poderosa. Lo lograrás-me aseguró, y justo de eso tenía miedo, de "lograrlo".
Cuando terminó la infernal hora del té, corrí a ver a Lans. Podía sonar irónico, pero él se había vuelto mi único consuelo en todo esto. Le conté todo lo que había hablado con la reina.
-No podemos permitirlo-dijo de inmediato, y me sentí agradecida por no estar sola en esto.
-Qué haremos?-pregunté caminando de un lado a otro por su habitación.
-No lo sé-respondió, y por primera vez lo vi realmente desamparado. Lucia cansado, estaba haciendo todo para detener esto. Aún así llevaba su uniforme impecable, aunque su cabello claro estaba un poco revuelto. Me sonrío suavemente, como hacia cada vez que me veía preocupada. En mi mente se mezclaba la culpabilidad y la tristeza que me había causado ver a Mica. No podía dejar de pensar en él, en sus palabras crueles, en aquellos tiempos en El fuerte cuando buscaba su mirada para encontrar el camino.
Me acerqué a él y lo dude unos segundos antes de besar sus labios.
Voy a olvidarte, Mica.
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Sin Mirar Atrás
FantasyLuna. Un nombre que desató desgracia en un mundo que no es el nuestro. En su sangre había algo funesto. En su mirada había pura vida. Hija de luz y sombras. Entre el bien y el mal. Condena y salvación. Poder. Traición. Secretos. Amor. Y dos prof...