PUNTO DE VISTA DE MICA.
-Estás seguro de esto?-me preguntó Kaliste. Nos encontrábamos en la balcón de mi habitación viendo como el bosque se perdía a lo lejos. Calmado, silencioso, olvidado.
-Así es-respondí, y miré el cielo buscando la aprobación del sol que abrazaba mi piel y mi alma.
-Eres un ángel, Mica-dijo ella, y vi en sus ojos las lágrimas aparecer. Kaliste había sido como una madre para mí. Había cuidado de mí cuando, perdido y desesperado, había llegado a este lugar después de vivir años de infierno en el castillo. Alyssa debía sentirse agradecida de llamarla madre.
-Un ángel que ya no vuela-respondí. Le dediqué una sonrisa triste y ella entendió que ya no había vuelta atrás.
-Me dirás a dónde irás?-preguntó tranquilamente.
-Dejaré que me encuentres-respondí tomando mi mochila. No había nada en ella, pero se sentía pesada, como sí llevase el peso de todo el dolor que cargaba en ella.
Aquella misma mañana, en tan solo unas horas, Kaliste anunciaría mi muerte. Una muerte fingida, falsa, pero tan necesaria como el aire. Y se preguntaran porqué. Porqué querría fingir mi muerte? Porqué pasar mis últimos días en completa soledad?
Y solo había una respuesta para ello : Paz.
Quería buscar aquella paz que me habían arrebatado los años, que me había arrebatado mi familia, que me había arrebatado Luna...
Quería sentir el silencio, la calma, aunque fuese unos segundos antes de desplomarme en el suelo. Quería desaparecer, dejar de existir. Cuando creé el portal para marcharme, pensé en aquella casa en la playa. Había llevado a Luna allí meses atrás. Recuerdo como me miraba emocionada, llena de vida, maravillada por un espectáculo azul que se extendía hasta el infinito. Así quería morir. Recordando aquellos momentos que me dieron alguna vez ganas de seguir viviendo.
Yo odiaba la playa. Siempre la había odiado, y recuerdo que Luna me había mirado como si estuviese loco cuando se lo conté. Ella no podía entender cómo no podía gustarme aquella vista. Y ahora yo tampoco, podía entender. Era el único horizonte que quería ver.
Porque me recordaba a ella.
Me fui sin dejar cartas. Sin dejar rastros.
Supe que destrozaría a Leonor, pero yo no la merecía y esperaba con toda mis fuerzas que encontrara a alguien que si pudiese cuidar de ella, que pudiera quererla como yo no la quise. Mis pies se hundieron en la arena y me quedé ahí mucho tiempo, hasta que mi teléfono sonó.
Era Kaliste.
-Hola?-contesté.
-Todo ha ido como planeado. Tu funeral será mañana. Lans ha declarado luto nacional. Te conmemoraran con la legión de honor como el guerrero más valiente que haya conocido la raza Sila. Los Novas se unirán al luto recordando a quien los liberó de la guerra. Los reyes Volts y los Geas asistirán al entierro- me anunció. No me esperaba a que mi hermano quisiese hacer de mi una figura emblemática y tampoco me esperaba a que otros reinos lamentaran mi muerte. Me dije que tal vez, en algún momento, si hice algo bien.
-Gracias, Kaliste-agradecí.
-Hay algo más-continuó.-Ha llamado Luna. Le he dicho yo misma de tu muerte, pero me ha contado algo de un sueño.-
-No confío en ella-respondí con la duda en mi voz.
-Parecía importante. Hablaba de agua. Dijo que te había visto renacer o algo parecido. Queria hablar contigo porque creía haber encontrado una manera de destruir tu profecia-
Escuchar eso fue como recibir un golpe en la cabeza. Pero con un martillo.
No quería ilusionarme. Me había preparado toda la vida para morir y no quería creer que aún había esperanza.
-Estás segura?-pregunté sin saber como reaccionar.
-Si. La llamaré de vuelta para que me cuente más. Creo que...creo que Luna y tú tienen una conexión, Mica.-
Y yo también estuve a punto de creerlo cuando sabía dónde estaba de tan solo pensar en ella, cuando podía saber que sentía cuando la miraba, pero me había rendido al ver como había resultado todo.
-No lo creo. Avísame si te cuenta algo más sobre ese sueño-
-Claro. Está todo bien?-
-Todo perfecto-respondí. Y como no podía estarlo? Mi alma se sentía liviana.
Colgué la llamada y me senté en la arena tibia. No sabía cuanto tiempo viviría, por lo que solo me concentraría en volver a pensar mi vida para al fin entender como había llegado a ser quien soy. Durante mucho tiempo me rehusé a darle la cara a mis sentimientos, a aquellos recuerdos que me torturaban, a aquellos momentos de frustración que me destruían desde dentro. Quería morir sabiendo que fui valiente y que me enfrenté a mí mismo, a mis problemas, a mis demonios.
Dejé que el sol bendijera mi mente. Él me había dado un poder infinito, pero nunca me había detenido a preguntarme porqué.
Ese poder hoy me destruía. Debía decir entonces que aquel mismo sol que me había dado la vida, me la quitaba con una profecía nefasta? Lo vi brillar más fuerte, como si se burlara de mí. En silencio, repetí mi profecía como quien canta un viejo verso:
Un hijo del sol cuya mirada ilumina. Sobre Luz y Oscuridad, su alma camina. Condenado a la muerte, torturado por la vida. Un alma de rey con sangre de Sila. Sobre su cabeza tendrá que reposar la Corona. Sobre sus hombros descansará la salvación. Mientras La Luz, en silencio, lo abandona. Su poder será su perdición.
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Sin Mirar Atrás
FantasyLuna. Un nombre que desató desgracia en un mundo que no es el nuestro. En su sangre había algo funesto. En su mirada había pura vida. Hija de luz y sombras. Entre el bien y el mal. Condena y salvación. Poder. Traición. Secretos. Amor. Y dos prof...