Alejandro
-Idoia.- la voz de Julia hace que dejemos de mirarnos y volvamos a la realidad. Yo doy un paso hacia atrás porque nos habíamos acercado demasiado de repente y no me había dado cuenta de que me había quedado embobado mirando esos ojos enormes que me observaban expectantes. La música vuelve a estar alta y volvemos a estar rodeados de mucha gente que ríe, grita y baila, y no sé en qué momento habían desaparecido.- Prueba esto.- le dice su amiga ofreciéndole un baso de plástico opaco. A mi no me gusta eso de que beba de un vaso que no es el suyo, pero para no dar a entender que soy un controlador obsesivo, dejo que lo pruebe. Después de todo es su amiga, y yo le vuelvo a dar un trago a mi cerveza mientras ella prueba el de Julia a la vez que intento buscar mi voz que parece que ha desaparecido en cuanto la certeza de lo que he pensado me ha golpeado la cara.
Los minutos pasan y cada vez el ambiente se vuelve más cargado. La gente está más eufórica y más borracha, para que mentir. Tengo que echar mucho de mi autocontrol para no empezar a prohibir a estos menores que dejen de beber. No están haciendo nada malo, pero soy policía y no puedo evitar que me moleste que estos críos de dieciocho años beban alcohol como unos cosacos.
Igualmente intento distraerme mientras le doy tragos a mi segunda cerveza. No quiero beber mucho porque tengo que conducir cuando la fiesta se acabe, y prefiero estar lúcido por si pasa cualquier cosa y así poder vigilar cualquier movimiento de Idoia. Ella, mientras tanto, a normalizado mi presencia. Se ríe a carcajadas preciosas, baila, bebe y disfruta con sus amigas dejándose envolver con la música, y quiera yo o no, no puedo dejar de mirarla. Con cada minuto que pasa y que Samuel no se le acerca me voy quedando más tranquilo. Sé que está aquí, lo he visto en más de una ocasión, pero siempre está en una esquina con amigos o con otra chica que no sea la niña que estoy custodiando. Yo creo que no se ha acercado en todo este tiempo por mi presencia, porque en todo momento estoy como la sombra de Idoia, y me alegro que mi plan esté dando sus frutos. A ella parece que no le importe, que no busca su mirada ni que le haga caso, y eso me tranquiliza aún más, en cambio, es Selene la que consigue llamar la atención de todos.
-¡Tías! ¡Estoy muy borracha!- grita sin ninguna vergüenza levantando los brazos y moviéndose al ritmo de la música. Es la tercera vez que lo dice, y a mí me parece que no ha bebido tanto, pero claro, yo no digo nada porque desde lo que pasó en la puerta de la tienda la semana pasada no me habla. Y lo agradezco, que conste.
Las cuatro bailan en un lateral del comedor, casi al lado mío donde estoy apoyado en la barra que separa la cocina de la sala. Bebo de mi cerveza mientras observo todo a mi alrededor. El suelo está más pegajoso, hay muchos vasos vacíos desperdigados, comida desperdiciada por todos lados, y el calor que hace dentro cada vez se va haciendo más insoportable, pero parece que todo el desastre solo me importa a mí que soy el único que aún no está ebrio.
-¡Baila con nosotras primo!.- me dice Idoia con una sonrisa más ancha y radiante mientras me hace gestos para que me una a ellas, pero yo niego con la cabeza mientras me río por lo radiante que está.
-No prima.- le digo siguiendo su juego.- Estoy muy bien donde estoy.
-¡Eres un soso!- dice Carla entre risas.
-¡Aburrido!- le secunda Julia, y vuelvo a negar dándole otro trago a mi cerveza.
Idoia se acerca a mí con una sonrisa malvada y en sus andares se le puede ver los efectos del alcohol, pero para mí me sigue pareciendo que está más preciosa que nunca. Se coloca enfrente y me coge la mano que no llevo el bote. No puedo evitar seguir mirándola como llevo haciéndolo toda la noche, orgulloso por lo guapa que está, embobado por la piel de su espalda que ese vestido deja al aire y viéndola totalmente diferente a lo niña que me parecía la semana pasada.
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Lo que calla un latido. (Completa)
Romance¡¡Portada realizada por eewriter!! Alejandro, un subinspector de una comisaría de Madrid, se deja llevar por los sentimientos en vez de la razón y experiencia en su trabajo, consiguiendo que algo imperdonable para sí mismo ocurra. Dada su irrespon...