Capítulo 12

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Alejandro

No oigo la música, no oigo lo que me pueda decir Idoia, no oigo el ruido del tráfico de Madrid de un viernes por la tarde, no oigo nada que no sean mis pensamientos. Esos pensamientos que se han puesto a trabajar rápidamente en cuanto la nueva información de Idoia que me ha dado su amiga a calado mi mente. No paro de pensar en las mil formas de convencerla de que no puede hacer una tontería como tiene pensado hacer con ese tal Samuel sin que se me vaya la mala ostia que ahora tengo por la boca, no paro de imaginarme las palabras que puedo decirle para que ella entienda que no es una carrera contra sus amigas, que si ellas lo han hecho ya no tiene porque hacerlo también si no está preparada. No sé por qué creía que ella ya no era virgen, es algo contradictorio pensar que es una cría para ciertas cosas pero que ya habría probado el sexo. Tanto estaba equivocado que ahora mismo me siento como un miserable por la manera en la que la he tratado.

"Tengo muchos más en mi casa que Samuel aún no ha visto" me dijo la semana pasada cuando le quité el conjunto de lencería. ¿Me estaba mintiendo? ¿Me estaba diciendo algo que no era verdad? ¿Por qué los jóvenes en esa edad se centran en aparentar más de lo que son? ¿Por qué se obsesionan más en ser aceptados por los demás que pensar antes en ellos mismos?. Y sé que vuelvo a sonar hipócrita, porque yo era uno de los peores, que quise crecer antes de tiempo como todo el mundo, pero ahora lo veo la mayor estupidez a mis casi 28 años de edad.

-Estás muy callado.- me dice Idoia adentrándose entre mis pensamientos, y tiene razón, porque mientras se ha despedido de su amiguito, de Bea y se ha subido al coche no le he dicho nada. Tenía miedo de que si abría la boca en ese momento se me hubiera escapado mi indignación por no haberme dado cuenta antes y mi mala leche en palabras hirientes contra ella. ¿Pero por qué no me da igual lo que haga ella? ¿Por qué siento esa obsesión primaria por protegerla contra todo? Es la hija de mi jefe, esa que sabía que existía por las fotos que tiene Antonio en su escritorio de cuando era pequeña pero que era una completa desconocida hasta el viernes pasado. ¿Por qué me encoleriza tanto que tenga novio? Porque es su novio, ¿no?. No pensará hacerlo con un muchacho con el que no ha construido una base solida como pareja, ¿verdad?. Vale, tengo que aclararme muchas cosas.

-Sí, perdona. Tengo muchas cosas en la cabeza.- le digo reteniendo todas esas preguntas en mi garganta. ¿Por qué quieres hacerlo con él si he visto en tus ojos que no te gusta? ¿Por qué quieres correr antes de andar?.

-¿Sobre mi padre y Maroti?.- y que me pregunte eso hace que desvíe un segundo mi mirada de la carretera para fijarme en ella. Una vez más, ese nombre consigue encogerme el estómago. Durante toda la semana he estudiado los informes que hace llegar Antonio a nuestra comisaría, buscando cualquier evidencia que se le haya pasado desapercibido a mi jefe, queriendo ayudar aunque sea a la distancia, pero siempre faltan datos y no hay respuestas claras de su procedencia. Por un chivatazo sabemos que está en Valencia, que por eso mi superior se ha instalado ahí tres semanas, pero yo creo que podría estar en cualquier lugar de España y que nos están tomando el pelo, pero como no se me permite opinar en este caso, todas mis suposiciones me las tengo que comer.

-Tu padre es un gran profesional, y estoy seguro que encontrará a ese criminal tarde o temprano.- le contesto no queriendo ahondar más en el tema, y me doy cuenta de que he sonado más serio de lo que pretendía, pero es que el nombre de Maroti me pone los nervios a flor de piel.

-Seguramente te habría gustado más estar en Valencia que ser mi canguro, ¿verdad?. Se nota que es un caso importante para ti.- y vuelvo a mirarla para darme cuenta que me lo dice con precaución, como si tuviera miedo de sacar este tema por mi posible reacción.

-Bueno, me lo pidió tu padre.- y me encojo de hombros.- Y tú sabes más que nadie que a tu padre no se le puede decir que no.- le digo en broma, pero en vez de conseguir que se ría su silencio y su mirada parece más de decepción. ¿Qué esperaba de mi respuesta?.

Lo que calla un latido. (Completa)Where stories live. Discover now