Alejandro
Han pasado dos días.
Estamos a domingo y desde el viernes sigo esperando tener noticias de Idoia y una respuesta que no sea un "Estamos bien". Quiero formar parte de su vida como una pareja normal, apoyarla y consolarla en éste momento tan difícil. Ser su salvavidas y la primera persona que necesita abrazar para descargar su alma, pero en cambio, he tenido que permanecer a la espera de un mensaje en el que me diga que vaya y que no ha llegado.
Siento que las cosas están un poco raras, que ella está distante y esquiva, pero supongo que tiene que estar muy ocupada en controlar la salud de su padre y es entendible que no tenga tiempo para mí. Y aún así, no paro de repetirme que, si se lo hubiéramos dicho desde un principio, yo también estaría ahí para ayudar en lo que haga falta.
Ayer intenté distraerme yendo a la comisaría para saber más cosas sobre el compinche de Maroti, pero al estar Urriaga sustituyendo a Antonio como el nuevo comisario, no pude ni acercarme a mi mesa.
-Torres. No sé que haces aquí si estás de baja.- me dijo nada más entrar interrumpiendo mi paso.
-Quería saber si había alguna novedad en el caso Maroti.- e intenté esquivarlo y pasar por su lado, pero volvió a colocarse delante de mí.
-Ahora ese caso es mío, y no hay ninguna novedad que te pueda interesar.
-¿Y no puedo pasar?.- le pregunté alzando una ceja por lo extraña que me parecía su actitud.
-No. Estas de baja y no tienes el acceso permitido.
-Estás muy subidito tú.- le dije cansado de sus órdenes.
-Soy el nuevo comisario.- y se encogió de hombros.
-Provisionalmente, asique que no se te suba mucho a la cabeza.
-Pero ahora soy tu jefe, y aquí no puedes entrar.- insistió cruzándose de brazos.
-Sé que nunca te he caído bien, pero a Antonio le dio un infarto mientras miraba unos papeles. Quiero saber cuales eran.- le dije llenándome de paciencia.
-Lo sé, pero no nos ha llegado nada de parte de él. Incluso aunque los tuviera no tienes ningún permiso para mirar documentos policiales.- y me sonrió con una superioridad que me dieron ganas de borrársela de un guantazo, pero Idoia a conseguido que ese pronto que tenía tan fuerte se calmara un poco.
-Solo me quedan dos semanas de baja.- y tuve que apretar los dientes.
-Pues dentro de quince días nos vemos. Mientras tanto- y señaló algo detrás de mi espalda.- ahí tienes la puerta.
Me quedé mirándolo a los ojos unos segundos pensando a qué venía toda esa negación a que yo pudiera entrar cuando nunca hemos sido tan estrictos a la hora de que un compañero que estuviera de baja no pudiera acceder a la comisaría, pero para no ponerme como un bruto sabiendo que puedo tener todas las de perder, me di la vuelta sin despedirme y me largué de allí sin haber conseguido lo que quería.
Sigo teniendo la intriga de qué serán esos papeles que han afectado tanto a Antonio, pero espero poder tener mis respuestas cuando todo se calme y vuelva a estar en la misma sintonía con Idoia. Sé que ella no tendrá ningún problema en que me deje echar un vistazo a todos los documentos que miraba su padre la misma noche que le dio el infarto, y aunque aún no los haya visto, una cosa tengo clara: tenían algo que ver con Idoia.
El timbre del telefonillo de mi bloque de pisos suena, y esperanzado porque sea Idoia, voy hacia el teléfono ansioso.
-¿Quién?.- pregunto a través del auricular.

YOU ARE READING
Lo que calla un latido. (Completa)
Romance¡¡Portada realizada por eewriter!! Alejandro, un subinspector de una comisaría de Madrid, se deja llevar por los sentimientos en vez de la razón y experiencia en su trabajo, consiguiendo que algo imperdonable para sí mismo ocurra. Dada su irrespon...