🌙Capítulo 4: Encontrado

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"Kiu ridas laste ridas plej bone"

Narrador

La noche ya había caído, y en una de las calles más deplorables en una ciudad al norte del país, se encontraba una casa abandonada y en mal estado.El material de las paredes era de una madera que ya estaba vieja, por lo que las polillas se la habían comido poco a poco con los años, provocando que ahora tuvieran agujeros.

Había varias telarañas, vigas tiradas en el piso, ratas habitando en las esquinas de las habitaciones y mucho polvo.

En una de las habitaciones que estaban en el segundo piso, había un gran ventanal sin cortinas y con los vidrios rotos, de modo que la luz de la Luna Llena iluminaba casi toda esa parte, ya que en una esquina seguía reinando la oscuridad.

Era precisamente ahí, donde una chica rubia y vestida de negro, se encontraba colgada al revés. Sus piernas y pies estaban amarrados con una cuerda resistente, que a su vez estaba bien sujetada de un gancho que había en el techo. Siendo su cabeza la que estaba abajo.

Si hubiera sido de día, se hubiera podido ver claramente lo débil de su cuerpo, su piel enfermiza y pálida, su cabello rubio sin brillo, sus labios partidos a causa de la deshidratación y lo apagados que estaban sus ojos.

Solo era cuestión de días para que muriera.

En eso, la puerta de la habitación se abrió, entrando una mujer con la piel arrugada y de color gris; con cabello negro y largo que le llegaba a la cintura; tenía unos ojos rojos y  las facciones de su cara eran tan ásperas que le daba un aspecto terrorífico a su semblante.

— Pero mira nada más, hoy te ves peor que ayer— se carcajeó y al estar cerca de la chica rubia, le volvió a preguntar. — ¿Ahora sí piensas decirme dónde está?

A pesar del estado lamentable de la rubia, no dejó de mostrar un rostro serio y con determinación. —No te diré ninguna palabra, maldita zorra.

— Ese insulto me está cansando Wadskier, así como mi paciencia. — La tomó con fuerza de su cuero cabello y acercó su rostro al suyo. — ¿Dime dónde está!

—Nunca, te lo diré— entonces le escupió en la cara a esa mujer que en realidad era un monstruo. — ¡Mátame ahora, si quieres!— una sonrisa de satisfacción se formó en la chica rubia quien se apellida Wadskier. — Al fin y al cabo, nunca sabrás dónde se encuentra.

La ira de la mujer burbujeaba en todo su cuerpo. Levantó su mano libre, con la intención de clavarle sus uñas largas y filosas en el rostro; sin embargo, fue precisamente ese momento cuando un hombre alto, cabello castaño y vestido con un traje color azul marino, ingresó a la habitación.

—¡He vuelto! — dijo con entusiasmo.

— Lo sé desde que entraste — la mujer puso los ojos en blanco.— Si no tienes nada más que "informarme", lárgate, estoy ocupada.

—Pero Éi, tengo buenas noticias. Lo he encontrado.

Rápidamente la mujer abrió los ojos con la sorpresa — ¿Qué dices? ¿Dónde? — Soltó a Wadskier y se aproximó a él, con una mirada llena de emoción y excitación en el rostro—¿Estás seguro?

El hombre castaño sacó del bolsillo de su pantalón una foto instantánea y se la mostró. —Es él ¿no?

La mujer de piel gris vio con detenimiento la foto. Al reconocerlo, con su mano la arrugó. Sí efectivamente era él.

Con una sonrisa en el rostro, volvió a acercarse la chica rubia. — Bien dicen que "quien ríe al último, ríe mejor".  Ya no te necesito, perra.

Sin más, enterró con profundidad, una de sus uñas en su cuello, provocando que la rubia gritara de dolor y un chorro de sangre mezclado con una sustancia que brillaba salieran de ahí. Sin perder el tiempo, esa monstruo inhaló toda esa sustancia resplandeciente que salía de ella.

Inhaló e inhaló hasta que el cuerpo de Wadskier quedara completamente seco, ya que lo que había adquirido de ella fue su esencia, su energía más pura, es decir, su magia.

Al terminar de consumirla toda, la piel de la mujer se le empezó a caer como si de una serpiente que cambia su piel se tratara. Ahora, su apariencia ya no era la terrorífica y asquerosa de hace un momento, sino que ahora era la misma de la chica cuyo cuerpo seguía colgado en el techo sin vida.

Estando completamente desnuda, se acercó a un gran espejo que se encontraba al lado del ventanal, para admirar su nuevo aspecto atractivo.

El chico castaño quien con diversión vio toda la escena, se acercó a ella y la abrazó por detrás. Lamiendo su cuello, así como masajeando uno de sus senos mientras la veía a través del espejo.

—¿Te gusta mi nuevo aspecto?

— Claro, el cuerpo es sexy— la mujer soltó un suspiro, disfrutando su toque— podemos divertirnos un buen rato.

Ella se volteó para verlo de frente y le dio un beso de lengua.

Era demás decir que estaba feliz ya que al fin podía completar esa venganza que por mucho tiempo ha deseado y esperado.

—Ahora dime querido primo — separó sus labios del hombre. — ¿Dónde se encuentra ese hijo de puta?

El castaño le dio una sonrisa malvada.

—En Voidod.

***

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Mi Jefe Es Un Brujo (Gay) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora