🌙Prefacio

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Las nubes negras escondieron la Luna Llena que se encontraba en lo alto de la noche, provocando que hubiera una total oscuridad cuando caminaba tristemente por un estrecho callejón que tenía el suelo desgastado.

Hoy se volvía a cumplir un año más de la muerte de mis padres, y a pesar de que eso había pasado hace años, me seguía afectando demasiado su ausencia. Las lágrimas seguían resbalando por mis mejillas mientras que el dolor en mi pecho permanecía. Solo hoy me permitía estar así de vulnerable.

El frío de la noche me erizó la piel de los brazos, ya que para mi mala suerte, había olvidado llevar un suéter conmigo al visitar sus tumbas. Fue en eso, que el sonido de un trueno retumbó en el cielo. Pronto iba a llover, por lo que tenía que apurarme a llegar a mi departamento si no quería que una fuerte gripe me diera y estuviera más de una semana en cama.

Estaba a punto de llegar al final del callejón para girar a la derecha, cuando de repente un hombre cayó desde arriba a tres metros de mí. Ante eso, un grito de horror salió de mi boca; no obstante, antes de poder hacer algo, dos hombres cayeron de pie al lado de él.

Sin pensarlo dos veces, me escondí al lado de un contenedor de basura que estaba del lado izquierdo del callejón. De modo que estando en cuclillas, pude observar a los dos hombres pelear uno contra el otro. No es que haya presenciado muchas peleas; sin embargo, la forma en la que cada uno esquivaba los golpes del otro rápidamente, se me hizo algo sobrenatural.

La luz de la Luna volvió, por lo que a penumbras pude ver que uno era muy alto ya que debía medir como 1.90 m., con fuertes músculos  en los brazos que se llegaban a notar en su playera blanca quien trataba de golpear a toda costa al otro, pero sin tener demasiado éxito. El otro hombre, era de menos estatura, tenía una máscara negra en la boca y toda su vestimenta era del mismo color. Puede que no se viera tan fuerte como el otro; no obstante, acertaba en golpearle la cara varias veces.

De pronto, el hombre musculoso le dio un golpe en su rostro, causando que se aturdiera por un momento; de manera que sin desaprovechar la oportunidad, se puso detrás de él, sujetando su cuello con un brazo. Le estaba quitando el oxígeno, sin que el de la máscara pudiera evitarlo.

Cuando creí que ya falta muy poco para que él yaciera al igual que el otro tipo en el suelo, sin que alucinara nada, observé cómo el chico de la máscara lo tomaba del cuello mientras que dejaba salir fuego de su mano. Por lo que, en menos de 2 minutos, el cuerpo del hombre musculoso ya estaba carbonizado.

Ni siquiera pude emitir algún sonido, estaba muy anonadado como para darle sentido a lo que acababa de presenciar. Solo podía sentir cómo mi corazón latía a mil por hora. Esto no es cierto, esto no es real...

Apenas si pude respirar correctamente mientras miraba cómo el hombre de la máscara, desaparecía los cuerpos con solo sacar un polvo extraño de sus dedos, para después salir del callejón como si nada hubiera pasado.

Fue entonces que solté un suspiro, creyendo que toda esa pesadilla había terminado; no obstante, sin esperarlo, un gato maulló desde la tapa del contenedor.

— ¡Ah! — grité, levantándome rápidamente.

Inmediatamente fui consciente de la estupidez que acababa de hacer, por lo que volteé a ver nerviosamente hacia la dirección por donde se había ido el hombre, pero no había nadie. Aun así, algo me decía que no era del todo cierto. De modo que, sintiendo adrenalina en todo mi cuerpo, empecé a correr por la dirección opuesta de donde había pensado ir desde el principio.

Corrí lo más rápido que pude; sin embargo, no logré salir del callejón porque alguien me tomó del brazo y bruscamente pegó mi espalda en la pared. Acorralado entre sus brazos, enfrente de mí estaba el hombre que tenía puesta esa máscara negra.

— ¿Cuánto tiempo llevas escondido por aquí? — me preguntó con una voz dura e imponente.

No pude responderle, me había quedado paralizado. No veía bien su rostro, pero sus ojos sí. Eran negros, negros como la noche y en sus irises había fuego, un fuego ardiente, que provocaron en mí un miedo que me recorrió todo el cuerpo. Nunca había visto algo así antes.

— ¡DIME! — me gritó con impaciencia.

—Po...por... favor... no...no... me hagas daño— dije tartamudeando, jamás había sentido tanto miedo. — No diré nada... te... te lo juro.

—¡Maldita sea!— soltó, agachando su cabeza para pensar hasta que volvió a verme a los ojos.

—Por favor...— le supliqué con la voz entrecortada y los ojos llorosos.

—Lo siento— puso sus dedos en mi frente.

Mi vista se empezó a nublar, hasta que un momento vi todo negro y sin poder evitarlo, perdí el conocimiento.

Mi Jefe Es Un Brujo (Gay) ✔️Donde viven las historias. Descúbrelo ahora