Capítulo 24

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Junio 30

17:35

Bajé su pierna y lo hice rodear mi cintura con ella, enseguida me abrazó con su otra pierna y yo lo sostuve gustoso con mis manos abrazando sus glúteos. Lo pegué hacia la barra y seguí besándolo. Sus manos tomaban mi cabello y lo revolvían. Su cuerpo se presionaba contra el mío. El sudor de ambos nos envolvía pero no importaba, sólo queríamos continuar fundiendonos.

- ¿Hay alguien allí?

- El conserje - Jimin se separó de mi - Jungkook, tenemos que irnos de aquí.

- Tranquilo, no creo que pase por aquí. Las luces están apagadas.

- ¿Alguien?

- Jungkook, si nos encuentra...

- Diremos que estamos practicando.

Sus pasos se oían cada vez más cerca.

- Sí, pero técnicamente debimos habernos ido hace una hora.

La puerta comenzó a abrirse y Jimin y yo no tuvimos de otra que correr hacia los vestidores.

En efecto, el conserje entró para comprobar que no hubiera nadie y luego salió del salón. Por suerte no nos había encontrado pero teníamos que salir de ahí antes de que nos viera, así que sólo nos pusimos la ropa encima de los leotardos, tomamos nuestras mochilas y nos escabullimos a la salida lo más sigilosos posible.

Por suerte el conserje no había cerrado el salón con llave... o eso habría sido un gran problema en verdad. Aunque no sé, tal vez me hubiera gustado que eso hubiera sucedido. Estar encerrado con Jimin no me parece una idea negativa para nada, aunque por otro lado, casi lo hacíamos ahí y yo le prometí que nuestra primera vez sería algo especial, así que qué bueno que pasó.

Corrimos como almas que se las lleva el diablo. Parecíamos niños jugando a las atrapadas, corriendo felices y riendo como tontos. El viento frío chocaba contra nuestros rostros y aún así no importaba otra cosa que nosotros. Nuestras manos no se soltaron en todo el camino hasta llegar a casa y en cuanto cruzamos la puerta de su habitación nos tiramos a la cama sin dejar de reír por la travesura que habíamos hecho.

Nos acostamos abrazados y dormimos de la misma forma. Sin ducharnos, sin cambiarnos de ropa, sin siquiera quitarnos los zapatos. Y entonces comprobé, una vez más, lo loco y estúpidamente enamorado que me encontraba de Jimin. No me importaría dormir así cada noche con tal de tenerlo vivo, a mi lado.

Jimin cayó rendido a los diez minutos que tocamos el colchón mientras que yo no podía cerrar los ojos, queriendo mirarlo tanto como me fuera posible. Ese corto tiempo me hizo pensar en lo que había pasado Jimin y aunque sentí esa rabia de nuevo, de alguna manera también me sentía agradecido de tenerlo. No había caído en cuenta de que Jimin estaba sano ahora. El cáncer se había ido y ahora sólo quedaba disfrutar que él seguiría aquí durante mucho, mucho tiempo.

Despertamos tarde por olvidar poner la alarma así que decidimos ducharnos juntos, según para ahorrar tiempo, pero antes de entrar a la ducha Jimin recibió un correo y me dijo que entrara primero mientras lo respondía, así que hice eso y lo esperé adentro hasta que se unió a mi después.

Cuando entró lo noté algo raro.

- ¿Todo bien bebé?

- Ahora sí - y comenzó a besarme con ansias.

No lo hicimos en ese momento tampoco, pero los besos si que duraron un largo rato. Cuando íbamos de salida la mamá de Jimin nos detuvo en la entrada para preguntarnos a dónde íbamos con tanta prisa pero Jimin sólo le dijo que iríamos a danza y entonces salimos corriendo. Un par de calles después entendimos la cara de confusión que había hecho la mamá de Jimin, minutos antes.

Era sábado. No teníamos clase de danza ese día.

Y sintiéndonos como tontos nos volvimos a la casa, ojalá y nos hubiéramos dado cuenta de nuestro error muchas cuadras después porque...

- ¿Jimin? - alguien habló detrás de nosotros y en cuanto nos giramos Jimin corrió hacia aquel desconocido para abrazarlo con todas sus fuerzas.






Diario de un chico perdido (Kookmin, jikook)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora