Diario de un chico perdido (Kookmin, jikook)

Capítulo 11

Junio 11

Después de aquella pelea en la playa ni Jimin ni yo nos hemos dirigido la palabra.

"Qué tontería!"

Estoy tan arrepentido de mi comportamiento. Yo sabía que él no se sentía de la misma forma que yo desde el principio, así que no había razón para reprocharle nada. Incluso si hubiese estado actuando todo el tiempo con tal de no hacerme sentir mal, yo sé que Jimin me quiere y eso lo demuestra... sólo no me ve de la forma en la que yo lo veo.

La mamá de Jimin y su hermana se habían ido hace un par de horas y yo me encontraba en la sala mirando no sé qué en la tv. Honestamente no le estaba prestando atención... sólo pensaba en Jimin. Él estaba en su habitación, encerrado. Ayer llegué y lo vi llorando pero no pude consolarlo y hoy ni siquiera ha desayunado... No tengo idea de cómo acercarme a él. Ni siquiera quiere hablarme. Al menos por su salud debería ser valiente y decirle que me perdone pero no puedo... no sé cómo.

Me siento ansioso y comienzo a cambiar los canales del televisor uno tras otro intentando decidirme. Recordé las palabras que Jimin solía decirme cuando éramos pequeños para que fuera valiente: "El miedo sólo dura 60 segundos en ti y luego se transforma. Si logras dar el primer paso, al siguiente ya no temerás... ¿o prefieres quedarte quieto y mantenerlo contigo siempre?". Me lo decía, mientras acariciaba mi cabeza, cuando temía hacer cosas realmente sencillas como levantar la mano para preguntar algo, pero al ser para mí algo muy complicado, pues siempre he sido tímido, esas palabras de apoyo eran necesarias y suficientes cuando era él quien me las decía. Ahora no podía decirme aquellas palabras... Suena tonto pero las necesito. Han pasado años y yo sigo siendo aquel niño tímido y solitario.

"¡Vamos, puedes hacerlo! Ve y dile. Sesenta segundos... Sólo sesenta segundos y el miedo se irá". Mis ojos se sentían pesados por las lágrimas contenidas. No puedo creer que no pueda hacerlo.

Comencé a respirar repetidas veces para calmar mi ansiedad y al fin sentir algo de valentía en mi cuerpo. Funcionó un poco luego de la onceava respiración y sin pensarlo demasiado me puse de pie y me dirigí hacia su habitación. Me moví tan rápido que ni siquiera me di cuenta de cuándo había subido las escaleras y una vez frente a su puerta, giré la perilla sin dudar y enseguida entré.

Y ahí estaba. Sentado frente a mí, a la orilla de la cama, cubriéndose el rostro tratando de parar las lágrimas que desde ayer seguían brotando de sus bellos ojos.

Levantó la mirada hacia mi rostro y ahí la mantuvo. No esperé mucho tiempo y me acerqué a él para tenerlo entre mis brazos. Me rodeó con sus manos por el cuello y acomodó su rostro en mi pecho sin dejar de llorar.

- Perdóname, Jimin - susurré. - No tenía por qué reprocharte nada. Al contrario, a ti te debo tanto. Y mereces saber la verdad.

Me alejé de él unos centímetros y mirándolo a los ojos le dije.

- Te amo... Siempre, desde que te conocí. Y... no solo como amigo.

Me miró sin expresión, pero su pecho respiraba acelerado por mis palabras. De pronto acercó su rostro al mío con cautela y enseguida depositó en mis labios un suave beso.

En cuanto mis labios tocaron los suyos sentí a mi corazón explotar dentro de mi pecho. Ese roce tan suave (pues no hubo más que eso), me hizo delirar en aquel momento.

De pronto se alejó y no pude evitar mirarlo estupefacto.

Sus ojos se dirigían a mis labios. Me tenía tan confundido y entonces susurró.

- No pienses demasiado al respecto - me miró a los ojos y agregó. - Quiero seguir jugando, Jungkook... Quiero seguir jugando este juego contigo.

Tal vez soy un tonto pero incluso si es sólo un juego, también quiero jugarlo.