Junio 16
Me bañé un buen rato tratando de tranquilizar los impulsos de mi cuerpo. Cuando sali de la ducha me puse la misma ropa que traía pues había olvidado meter mi ropa limpia pero en cuanto sali busqué mi cambio de ropa entre los cajones.
Giré hacia la cama buscando mis zapatos y lo vi ahí, sentado a la orilla de la misma, aún con la toalla.
- ¿No te has cambiado?
Negó, con timidez.
- ¿Por qué? ¿Te pasa algo? - Dije, preocupado.
- Estoy bien. Sólo quería que tú me quitaras la toalla. - Habló de nuevo en ese tono infantil y tierno. Pero ésta vez, lo decía con más naturalidad. Con sinceridad y siendo él.
Desvié la mirada de él en cuanto dijo aquello. Ya no sabía qué pensar. Estaba siendo tan insistente en su juego desde que llegué que ya no estaba seguro de lo que suponía respecto a sus intenciones. Sin embargo, notaba una necesidad extraña de su parte. Más que amor o deseo, percibía temor y eso justamente era la que me hacía contenerme.
- No tienes que hacerlo si no quieres - continuó.
- Sabes que no es eso - dije yo, al tiempo que me acercaba más a él.
Me paré justo delante suyo y acaricié su cabeza.
- Entonces, ¿qué es? ¿Por qué te contienes?
- Porque no siento que sea correcto, Jimin... no entiendo por qué insistes tanto... Y no digas que es porque quieres, porque sé que no es verdad.
- Sí quiero. - Levantó su rostro para mirarme.
- No es cierto.
- Que sí, aunque sí hay algo más.
Rodeó mi cintura con sus brazos y posó su frente en mi abdomen.
- ¿Qué es, Minnie?
Comenzó a sollozar, levemente.
- Es sólo que quiero olvidar.
Guardé silencio creyendo comprenderlo un poco. Aunque no quise preguntar, más que nada porque el dolor en su voz me decía que no indagara en ello.
- Gracias por no preguntar - dijo entonces.
Me senté a su lado y lo abracé por encima del hombro, acercándolo hacia mi. Él se acurrucó en mi pecho y soltó un par de lágrimas más.
Y entonces me atreví a hacer aquello que tanto evité, aunque no me atrevería a ir tan lejos si él no lo quería.
Lo recosté sobre la cama y lo miré a los ojos. Esos ojos que denotaban aún tristeza en ellos.
Me recosté a su lado y luego acerqué mi rostro por encima del suyo para comenzar a besar sus labios con suavidad. Enseguida abrió levemente su boca y entonces me atreví a adentrarme en ella. Comencé a jugar con su lengua y él me seguía el juego sin temor. De pronto sentí cómo se aferraba a mi playera y mientras yo me arriesgué a bajar un poco la zona de la toalla que cubría su intimidad y entonces deslicé mis dedos desde abajo, por encima de la toalla, hacia arriba, pasando por su ombligo hasta llegar a su pecho y comencé a tocar la punta de su pezón, recorriéndolo con mi pulgar, haciendo que soltara suspiro tras suspiro, sin parar.
Mis labios bajaron de sus labios hacia su cuello y de ahí lo recorrí todo con cautela. Disfrutando cada parte del mismo, lamiendo una que otra zona, y al final llegando hasta su oreja, abrazando entre mis labios su lóbulo, chupándolo y mordiéndolo con suavidad, lo que hizo que soltara un gutural gemido, tan satisfactorio, que mi miembro se endureció bajo mis pantalones.
Mis besos bajaron otro poco y al fin me atreví a besar la zona alrededor de su pezón. Sus manos acariciaban mi cabello y sus ojos no dejaban de mirarme. De pronto una de sus manos llevaron una de las mías hacia su miembro bajo la toalla y entonces comencé a tomar su falo con impaciencia entre mis dedos. Su pezón quedaba perfectamente entre mis labios, así como su falo se dejaba ir entre mis dedos... La excitación que aquellos actos juntos se volvió algo indescriptible.
De repente ya me encontraba encima de su cuerpo a lo que él respondió atrapándome entre sus piernas, haciendo que nuestras erecciones se tocaran. Nuestras respiraciones se agitaban más y más. Subí de nuevo hasta sus labios sin dejar de acariciar su miembro. La toalla ya casi no cubría su cuerpo y en un instante él la alejó totalmente dejándome apreciar todo de él. Esa piel tersa y clara, brillaba por el sudor, invitándome a contemplarla otro poco.
Comencé a frotar mi erección contra la suya con impaciencia y estaba a punto de abrir mi pantalón para subir de nivel cuando lo miré a los ojos y noté de nuevo ese temor en su mirada. Incluso sus piernas habían dejado de abrazarme. Su cuerpo comenzó a temblar y fue cuando por fin me detuve.
- Te... te amo, Jung-kook.
Dijo temeroso. Tal vez, dándose cuenta de mi reacción ante su miedo y tratando de ocultarlo.
- También te amo, Jimin.
Y me recosté a su lado sin hacer nada más. Me abrazó.
- Lo... lo siento.
- No te disculpes. Fui yo.
- No lo entiendes... Sí quiero hacerlo. Es sólo que... no quiero pensar en "eso" - dijo, remarcando esa última palabra con enojo - ...cuando esté contigo.
Lo miré, ya sin tanta confusión, pues iba atando cabos de a poco y luego correspondí a su abrazo, al tiempo que lo cubría con las cobijas.
"¿Qué le había pasado a Jimin?". Mi mente divagaba en aquella pregunta y las probabilidades me volvían loco. El dolor en su miraba no era un dolor normal. Había una mezcla entre miedo y odio en ésta que sólo me llevaba a pensar lo peor.
Nos abrazamos un largo rato después de lo sucedido. Él comenzó a tararear una canción suave y lenta un momento después y yo sólo sonreía por ello pues su voz era tan hermosa que me embriagaba. Podría escuchar su voz toda la vida.
Mi erección dolía y yo suponía que la suya también, pero no dijo nada y cerró sus ojos intentando dormir. Yo hice lo mismo y luego de un rato al final sí nos quedamos dormidos y en cuanto despertamos de nuevo nos dirigimos al fin a aquel lugar que tanto había querido mostrarme.
![](https://img.wattpad.com/cover/218645770-288-k518740.jpg)
ESTÁS LEYENDO
Diario de un chico perdido (Kookmin, jikook)
FanficJungkook es un joven solitario que guarda un secreto muy grande: Es gay... y está perdidamente enamorado de su querido amigo de años, Jimin. Jungkook desea confesarle a Jimin todo pero hay un gran problema: Jimin no es homosexual y además se encuen...