Capítulo 32 Ataque De Pánico

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POV ______:

  
   Sin darnos cuenta, entre risas y risas, llegamos al distrito, llegamos a nuestro distrito 4. Cuando me llega el olor a mar y a pescado, interrumpo a Finnick que está hablando muy animado y salgo corriendo a la ventana para ver la playa y una alejada y pequeña estación de trenes, que poco a poco se va haciendo más grandes y los puntitos que antes veía se fueron convirtieron en personas que están a rebosar la estación. No hay espacio para ni un alma más. Finnick va a mi lado, nos miramos y sonreímos muy felices al saber que estamos de nuevo en nuestro hogar. Mientras Finnick sigue mirando y saludando desde la ventana, yo lo abrazo con todas mis fuerzas y le doy un largo y sonoro beso en la mejilla. Llega Raquel a avisarnos que dentro de pocos minutos podremos bajarnos. Nosotros volvemos a mirarnos y con una mirada pícara, salimos corriendo al vagón de la salida haber quien gana llegando primero.

   -¡Niños! ¡No corran que pueden romper algo! -nos grita Raquel preocupada. Ninguno de nosotros le responde, reímos y seguimos con nuestra carrera. Al ver que Finnick esta un poco por delante de mí, le cojo el brazo y lo halo hacia mí para que quede atrás mio.

   -¡Oye! Eso es trampa -me acusa riendo, pero igual que con Raquel no le respondo, me río y sigo corriendo-. Con que así van a ser la cosas -dice un poco malicioso. Trato de acelerar porque sé que ya voy a llegar. Empiezo a sonreír victoriosa cuando me toman de la cintura y me halan para atrás.

   -¡No! -me quejo. Trato de quitarle las manos pero él entrelaza sus brazos para que a mi me sea más difícil soltarme de su agarre. Empezamos en un forcejeo mientras seguimos caminando rápido hacia el primer vagón. Al final, terminamos llegando al tiempo y casi nos caemos porque no nos dimos cuenta que abrieron la puerta y ambos quedamos al borde del escalón, abrazados y riéndonos a más no poder. Al ver que todos nos miran, algunos sorprendidos, otros pícaros y unos pocos hasta molestos, nos vamos separando lentamente, pero sin poder evitar las risas por el momento tan vergonzoso por el que estamos pasando. Me recuesto a un lado de la puerta y Finnick se recuesta al otro lado y poco a poco nos vamos calmando, siendo cada vez más consientes que ya nos estamos en el Capitolio, donde todos nos quieren, sobretodo a Finnick, sino que ya estamos en el distrito donde nos hemos criado, donde están nuestros padres, nuestros amigos, nuestros profesores, todos los que nos han visto crecer y saben realmente quienes somos y apenas en este momento, viendo como mis padres me miran sorprendidos y un poco indignados, nuestros amigos que nos miran como si fuéramos desconocidos y los que no nos conocen cuchichean entre ellos, a penas en este preciso momento soy completamente consciente que mi vida nunca volverá a ser igual, que nunca podré ser la misma de antes. Se me borra la sonrisa de la cara y me volteo para volver a esconderme al interior del tren. Supongo que a Finnick no le afecta esto tanto como a mí, ya que cuando él salio como tributo, sabía que si sobrevivía todo iba a cambiar, pero yo no, yo no fui tributo, yo no he ido a los juegos, mi vida no debería estar cambiando, no es justo. Me agacho en una esquina y me hago bolita. Me cubro la cabeza con las manos y trato de tranquilizar mi respiración que se volvió bastante agitada. Respiro hondo, pienso en el mar, en mis amigos, en mis padres, pero nada parece funcionar. Meto la cabeza entre las rodillas y empiezo a llorar y a sollozar desesperadamente. Escucho pasos acercándose, pero no me importan, hasta que siento que unos brazos me rodean y una familiar voz intenta tranquilizarme. Por un momento pienso, y en mi interior quiero, que sea Fred, que todo volvió a la normalidad, que todo lo que pensé no va a ser real y me tranquilizo un poco, pero recuerdo que estoy en el tren. que no hay posibilidad que sea él y que la única persona que podría ser es Finnick. Mi respiración se vuelve a agitar y las lágrimas regresan. Finnick me susurra al oído palabras tranquilizadoras, pero de una forma que si no estuviera teniendo un ataque de pánico se podría tomar como... sensual? Aparto ese pensamiento rápido de mi mente y me vuelvo a concentrar en tranquilizarme. Después de unos minutos lo logro y me separo lentamente de Finnick que en ningún momento dejó de abrazarme. Agradecida, lo abrazo con fuerza y le susurro.

   -Gracias, de verdad.

   -Es lo menos que podría hacer después de todo -me dice de igual manera. Cuando nos alejamos, me mira fijamente a los ojos y agrega-. Eres hermosa, no deberías llorar -yo me sonrojo y para suavizar el ambiente digo:

   -¿Estas diciendo que si lloro ya no soy hermosa? -hago una pose bastante graciosa.

   -No, no, no -ambos reímos, pero luego vuelve al tomo serio de antes-. Si alguna vez te vuelve a pasar esto, siempre puedes contar conmigo a cualquier hora -asiento con una sonrisa de agradecimiento.

{...} 

   Cuando entro junto a mis padres a mi casa me reconforta el familiar olor a los muebles, a la comida, a todo. Tiro la pequeña maleta que cargo yo, porque mis padres me están ayudando con las otras, y corro a tirarme en un mueble de la sala. Suspiro sonoramente y mis padres se ríen.

   -¿De qué se ríen? -digo yo también divertida

   -Que vuelves de la casa más lujosa de Panem a una humilde casa de un distrito y estas... -dice mi padre negando levemente. Le sonrió de vuelta y sigo rodando de el pequeño mueble. 

   -¿Quieres que te prepare algo de comer? Aunque imagino que comiste un montón en el tren y no tienes hambre -me ofrece mi mamá.

   -Tengo hambre como no te imaginas -me apreto la barriga con ambos brazos.

   -¿Qué te preparo?

   -Cualquier cosa esta bien.

{...}

   Después de comer y me fui a mi cuarto para desempacar y organizar todo. 

   Termino casi una hora después y muy cansada. Como mi armario es muy más pequeño que el de la habitación de la casa presidencial, las últimas prendas las tuve que apretujar, haciendo que todo se vea amontonado.  Agarro mi pijama, voy al baño y me meto a la ducha para darme un refrescante baño, aunque nada lujoso, como en el capitolio. Me visto y me miro un rato en el pequeño espejo que tengo. Vienen a mi cabeza algunos recuerdos de estos días en el Capitolio: cuando conocí a Rebecca, hablar un montón con ella, el reencuentro con Finnick, las peleas, la entrevista, el beso, la coronación, los ataques de pánico, la conversación con Finnick en el tren ates y después de mi ataque de pánico y con esta última siento el calor subir a mis mejillas. Lágrimas vuelven a caer por estas sin poder evitarlo, solo que ahora no sé porque, simplemente siento que necesito llorar y ya. Primero me recuesto en la puerta cerrada y poco a poco me voy resbalando hasta queda sentada en el frío piso. Me paro y me lavo la cara, pero mis ojos ya están rojos e hinchados. Salgo, dejo tirada en una esquina la ropa sucia y me acuesto en la cama decidida a no pararme más de aquí hasta mañana. Como tampoco quiero pensar más, trato de dormirme sin siquiera haberme despedido de mis padres que deben estar hablando sobre lo que me está pasando. No demoro en conciliar el sueño.

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01/06/2020

Se les quiere tributos.

SM🖤

No Es Solo Una Máscara - Finnick Y Tu (THG)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora