Capítulo 6: Me da calma.

5.4K 372 209
                                    

Llevaban más de media hora sentadas en una mesa. Sus respectivos cafés, infusión para Manolita, reposaban delante de ellas en aquel pequeño espacio. Todas hablaban animadamente e intercambiaban risas, preguntas y anécdotas, todas, menos Luisi, que no hacía más que mirar su taza y darle vueltas al café con la cucharilla.

- Hija, para ya, que lo vas a marear – dijo Manolita.

- Ay...perdón. No me había dado cuenta – respondió Luisita con vergüenza.

Manolita siguió hablando con Devoción y María aprovechó que Amelia las estaba mirando para acercarse, disimuladamente, a su hermana y susurrarle.

- Luisi, ¿estás bien? No has dicho ni una sola palabra desde que salimos del banco.

- Sí, sí, estoy bien – contestó no muy convincente.

- Bueno, Amelia, cuéntame algún cotilleo de la serie, anda – dijo Manolita provocando la risa de Amelia.

- Pues no hay mucho qué contar. Son todos muy simpáticos y la verdad es que hay muy buena armonía entre todos. Somos como una gran familia – contestó sinceramente.

- Eso está muy bien. Se nota cuando ves la serie que os divertís grabando – le respondió la mujer – Y ¿hay algún lío entre los actores? ...ya me entiendes – dijo guiñando un ojo.

- Pues que yo sepa, no – contestó la actriz divertida – pero si me entero de algo, te lo cuento a ti la primera.

- ¿Y tú? ¿Estás con alguien? – preguntó de repente María.

Luisita levantó la vista, automáticamente, miró a su hermana con cara de pocos amigos y luego miró a Amelia con interés.

- Pues no. Soltera – y miró a Luisita directamente a los ojos.

La rubia le sostuvo la mirada hasta que oyó a su hermana hablar de nuevo.

- Pues ¿sabes, Amelia? Nosotras no veíamos la serie, pero como mi madre nos dijo que empezaste a trabajar ahí, mi hermana insistió, empezamos a verla y ahora no nos perdemos ni un capítulo. Nos encanta tu trama – dijo con una gran sonrisa que cambió a un gesto de dolor cuando Luisita le dio una patada en la espinilla por debajo de la mesa.

- Anda, pues me alegro que os guste – le dijo a María y luego dirigió su mirada de nuevo a Luisita – y que lo veáis por mí, me alegra mucho más – y sonrió – De hecho, he de confesarle algo a Luisita... - afirmó y las dos se miraron de nuevo – Me da un poco de vergüenza, en realidad – y se tapó la sonrisa con la mano.

- ¡No seas tímida, mujer! ¡que estamos en confianza! – soltó María intentado sonsacarle la información.

- Pues que... soy muy fan de Luisita – dijo con las mejillas un poco rojas.

- ¿Cómo dices? – habló por fin la rubia.

- Que me encanta tu programa – le dijo directamente a ella - De hecho, alguna vez, cuando empezaste con él, llamé para pedir canciones. Ahora no tengo tiempo de llamar, por las grabaciones, pero siempre que tengo un hueco entre secuencias, me pongo los cascos para escucharte en el camerino – dijo totalmente ruborizada y agachó la mirada con vergüenza.

Luisita no salía de su asombro y la miraba casi sin parpadear. Las tres mujeres que las acompañaban en la mesa las observaban atentas y con una sonrisa tierna en los labios.

- ¿Me escuchas desde que empecé con el programa? – preguntó Luisita aún incrédula.

- Sí, claro – la morena levantó la mirada de nuevo – Eres muy buena.

Después de tanto tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora