Capítulo 24: Vivir sin ti.

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Amelia apuntó en su agenda mental el darle las gracias a Marina más tarde. Se la había encontrado en la puerta del baño y se habían abrazado con ganas. Hacía mucho que no se veían y quisieron ponerse al día. Estuvieron hablando animadamente sobre cómo les iba todo.

- Y ¿tú qué? – dijo Marina – Se dice que estás feliz en Argentina. Entre el éxito de la serie y tu nuevo amor...

- ¿Nuevo amor? ¿qué nuevo amor? – preguntó Amelia confusa.

- Pues la tal Jazmín del Río ¿no?

Amelia comenzó a reír a carcajada.

- ¿De qué te ríes? – dijo Marina contagiándose de su risa.

- No me digas que ese rumor ha llegado a España. – Marina no llegó a contestar – Madre mía... no, no estamos saliendo. Eso es algo que se inventaron, porque voy mucho con Jaz. Es mi amiga. Ella y su novia lo son – le explicó.

Marina sonrió de medio lado con los ojos pícaros.

- Me da a mí que vas a tener que aclarar eso. – dijo la castaña.

- ¿A quién? – preguntó confusa.

- ¿Tú que crees, Amelia? – contestó la compañera de la rubia con los brazos cruzados y una sonrisa en los labios.

- ¿A Luisita? – Marina asintió - ¿Ella también cree eso? – volvió a asentir.

Amelia guardó unos segundos de silencio. La mente le iba a mil revoluciones por segundo.

– Bueno, supongo que le dará igual, ¿no? Ella está con...

- Con nadie, Amelia – la interrumpió Marina ante la cara de sorpresa de la morena – Anda, ve a por Jazmín, que vamos a ir a bailar un rato – dijo divertida.

Y allí estaban, con toda la información la una de la otra, por fin, mirando como sus amigos se divertían. Amelia los miraba con una sonrisa amplia y Luisita no podía parar de mirar de reojo el perfil de la morena. Amelia le acababa de decir que no estaba con Jaz y no sabía cómo sentirse al respecto.

Era cierto que en cuanto dijo aquellas palabras su corazón dio un vuelco y estaba segura de que había sonreído inconscientemente, pero ¿en qué cambiaban las cosas aquello? "En nada, Luisi, no cambia nada" pensaba.

- ¿Quieres bailar? – preguntó Amelia sacando a Luisita de aquel pensamiento.

- ¿Cómo dices? – dijo sin asimilar la pregunta aún.

- Te preguntaba si querías bailar – repitió extendiendo su mano para que la rubia la tomara.

- Es que... no sé, Amelia. Ya sabes que no se me da muy bien bailar este tipo de música – se explicó.

- Vamos – dijo agarrando la mano de Luisita con delicadeza. La rubia miró el gesto y luego miró a Amelia – Será divertido – le dijo suavemente con aquella sonrisa cautivadora y enarcando una ceja.

A Luisita le pareció que le faltaba el aire y suspiró profundamente. Se estaba odiando en aquel momento. Le pasaba siempre con ella. Amelia la miraba así y ella dejaba de pensar o comenzaba a pensar lo que no debía, que era el caso en ese momento. Ella lo llamaba "el efecto Amelia Ledesma".

- Está bien... - dijo por fin.

Casi no le dio tiempo de terminar la frase cuando Amelia ya la estaba arrastrando a la mitad de la pista de baile para reunirse con sus compañeros, que se movían entre risas al ritmo de la música. Se pararon allí y Amelia se giró.

- ¿Estás lista para enseñarle a esta gente cómo se baila? – le dijo al oído para hacerse entender por encima de la música y a Luisita se le erizó la piel.

Después de tanto tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora