Capítulo 22: Nada tiene sentido.

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- ¡Nacho, cariño! ¡Ya estoy en casa! – gritó María en cuanto atravesó la puerta del piso que ambos compartían.

- ¡Estoy en la cocina! – le contestó el actor.

María llevó sus pasos hasta donde estaba su novio. Estaba de espaldas a la puerta, atento a los fogones, mientras preparaba el desayuno. La Gómez se acercó por detrás y le dio un beso en la mejilla.

- ¡Qué guapo estás cuando cocinas! – le dijo mientras le daba un azote cariñoso en el trasero.

- María Gómez, no me tientes que se me queman las tortitas. – le aseguró.

María se apoyó de espaldas contra la encimera para poder hablar cara a cara con su chico.

- ¿Qué tal la noche en el King's? – se preocupó su novio.

- Algún que otro borracho impertinente, pero estupenda. Una buena caja, pero estoy agotada – le contestó María con gesto cansado.

- ¿Qué tal con tu madre ayer? – preguntó Nacho.

- Bien. Ha hablado con mi hermana. Dice que aquello es muy bonito y que lo está pasando bien con sus compañeros – le contestó distraída mientras se llevaba un trozo de manzana, que había cortada a su lado, a la boca.

- A ver si tiene suerte y se lo dan... mi cuñá con un premio a mejor conductora y comunicadora... - dijo con cara de ilusión.

- Se lo merece – aseguró María con una gran sonrisa – Después de todo lo que ha sufrido y todo lo que ha trabajado.

- Desde luego...

- Dice mi madre que Luisita le ha dicho que Montevideo es precioso y que tenemos que ir – se dio la vuelta para quedar frente a la encimera y empezó a cortar unos plátanos para el desayuno.

- Sí, debe ser...- Nacho dejó la frase colgando en el aire y su expresión cambió a una de confusión - ¿Has dicho Montevideo? – y miró a María que seguía con los plátanos.

- Claro, te dije que se iba a Montevideo ¿no te acuerdas? Uruguay – decía con sorna ante el despiste de su novio.

- Ay, María... - y se llevó las manos a la boca – Qué yo te entendí que los premios se daban en Colombia – decía nervioso pasando sus manos por su pelo.

- Nacho, es que no me escuchas nunca, de verdad...

- María...

- El premio más importante que le pueden dar a mi hermana y tú no me prestas atención...

- María... - intentaba interrumpir su discurso.

- Desde luego que no estás a lo que tienes que estar... – seguía algo molesta enfrascada en su tarea.

- ¡María!

- ¡Ay, Nacho! ¿Qué? – dijo enfadada, dejando el cuchillo encima de la tabla de cortar.

- ¡Qué Amelia está en Montevideo este fin de semana! – dijo al fin el actor con los ojos desencajados.

- ¿Cómo? – preguntó casi en un grito María.

- Qué sí, María. Que la semana pasada me dijo que tenía que ir a una entrega de premios o no sé qué en Uruguay.

- ¡Virgen santísima, Ignacio! ¿y no me dices nada para que advierta a mi hermana? – decía llevándose las manos a la cabeza.

- ¡Que te había entendido que lo de tu hermana era en Colombia! – decía desesperado – Si ni siquiera le he dicho a Amelia que van a estar en el mismo continente, porque creía que estarían lejísimos una de la otra.

Después de tanto tiempoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora