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— ¡Jake, estúpido holgazán!— llamó por décima vez la castaña afuera de la casa de los Black.

Sam la había mandado a buscarlo ya que Jacob se había tardado media hora en reunirse con los demás, por lo que seguramente se había quedado dormido y ahora ella estaba gritando como loca afuera de la casa y siendo empapada por la lluvia.

No le molestaba el frío, sino que su ropa mojada se pegara a su cuerpo y su cabello haya perdido sus preciadas ondas por el agua que corría como cascada.

Parecía el diluvio que había vivido Noé.

La puerta se abrió de repente dejando a la vista a Billy Black quién sonrió a la chica.

— ¿Va tarde otra vez?

Clare sonrió al hombre y asintió.

— Yo lo despierto— dijo devolviendole la sonrisa a la chica para volver a cerrar la puerta y dirigirse hacía la habitación de su hijo.

Mientras esperaba, un ruido la extraño, era de un motor viejo y ruidos. Tal vez sea de la carretera, aún no se acostumbraba a sus sentidos y menos el del oído que lo encontraba ligeramente traicionero al no saber cuándo algo estaba cerca o realmente lejos. Le resto importancia y miró el cielo nublado en un perfecto mar de grises oscuros y claros que se movían lentamente pero era capaz de distinguir como estas se entremezclaban las unas con las otras por el viento. Era una extraña obra de arte en movimiento.

Extraña, cómo si yo fuera alguien apropiada de derivar ese adjetivo.

Un dulce aroma la hizo voltear con el ceño fruncido, era un aroma como la miel, empalagoso al extremo.

— Mierda— mascullo al distinguir a la lejanía esa característica Chevrolet anaranjada y vieja.

A esto se refería Sam con que no utilizó todos mis sentidos y sólo me enfocaba en uno solo.

No podía correr con su velocidad sobrehumana, sería algo muy notorio considerando la distancia en la que ya estaba la camioneta de llegar a la casa de los Black. Tratando de parecer calmada y deseando que la lluvia la convirtiera en una mancha borrosa a los ojos de la Swan comenzó a caminar en dirección contraria de donde se supone que tendría que ir después de pasar a buscar a Jacob.

Es cómo cuando te pones tan nerviosa que tu cerebro se olvida de tu destino y te pone a caminar en la dirección más próxima. Las gotas de lluvia la tenían completamente empapada y su cabello se había tornado más oscuro por lo que espero que Bella no la reconociera.

— ¡Clare!

Ay.

Mierda.

La castaña rojiza hizo una mueca y cuidando sus movimientos se giró lentamente viendo a Bella quién se detuvo a unos metros mirándola impresionada.

B R E A T H-Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora