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Madre e hija estaban sentadas en la oficina esperando al nuevo doctor que trataría la enfermedad de la más joven. Había faltado a la escuela ya que no se sentía del todo bien, la dificultad de respirar había vuelto en la madrugada por lo que literalmente, era un riesgo salir y enfrentar el aire helado.

La puerta se abrió y tanto su madre y ella quedamos ligeramente embobadas al ver al doctor rubio quién les regaló una amable sonrisa mostrando sus dientes deslumbrantes—. Buenos días.

— Buenos días— hablaron en unismo devolviendole la sonrisa.

El hombre miró el portafolios tomando asiento en la silla del otro lado de la mesa, con el ceño ligeramente fruncido leyendo la información de su nuevo paciente.

— Te mudaste de Miami a Forks, un gran cambio a decir verdad— dijo dejando el portafolios a un lado mirando a la joven adolescente con una sonrisa cálida—. Un gusto señorita Sweety, soy el doctor Carlisle Cullen: seré quién la acompañe en su proceso.

Cullen, claro ¿cómo no lo pensé antes? Pensó la castaña con diversión.

Después de hacer unos cuantos chequeos y de hablar un poco para establecer una conexión de paciente y doctor, cosa que fue algo muy fácil ya que la chica era muy abierta con sus comentarios y el doctor era muy simpático y educado, Clare al fin estaba de camino a su casa. El doctor le reseto un reposo de unos cuatro días hasta que sus pulmones se recuperarán del colapsó, cosa que fue causada por el frío aire del pueblo. Había pasado de días cálidos a días congelados en menos de cuarenta y cinco horas, su cuerpo tendría que acostumbrarse lentamente.

Le envió un mensaje a su amiga Bella cuándo estaba caminó a casa en el auto de su madre para que supiera que faltaría ese día, pero volvería el martes de la siguiente semana.

Bella estaba en la cafetería, colocando de forma ordenada la ensalada que sería su almuerzo.

— ¿Arte comestible?— su mano se movió del susto haciendo caer su manzana, pero antes de que está diera contra el suelo un pie la empujó hacía arriba y fue atrapada con agilidad por un par de manos. Miró ligeramente impresionada al castaño, pero después se colocó seria— Hola— saludó de manera normal, lo que enfadó ligeramente a la castaña.

— Gracias— murmuró caminando al otra lado de la mesa dónde había más comida para seleccionar—. Tus cambios de humor me dan tortícolis.

— Dije que sería mejor no ser amigos, no que no quiero serlo.

— ¿Qué significa eso?— preguntó la castaña confundida por las palabras del chico.

— Que debes usar la cabeza y alejarte de mí— aclaró sin titubeos.

La joven Swan alzó una ceja divertida, pero en realidad estaba ligeramente indignada— Sabes, no eres así con Clare— soltó igual que el cobrizo hace unos segundos atrás, sin titubeos.

B R E A T H-Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora