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La castaña rojiza estaba sentada en el pequeño escritorio que tenía en su habitación, en esta habían montones de hojas arrugadas con frases a medio escribir.

Eran cerca de las doce de la noche y no podía consiliar el sueño, había pasado alrededor de media hora tratando de escribir algo, pero nada salía de su cabeza.

— Maldición— farfullo haciendo una bola la hoja con enfado y lanzandola al suelo.

— Necesitas calmarte— miró rápidamente detrás de ella encontrando a Jasper en su balcón. Éste le sonrió y pudo sentir cómo una ola de calma la recorría apaciguando su mente y su cuerpo que se encontraban tensos.

— Gracias— sonrío y se puso de pie acercándose al chico— ¿Qué haces aquí?

— Quería verte.

Las entrañas de Clare se removieron con esas palabras.

— Mis padres están durmiendo.

— Lo sé.

Clare sonrió y se acercó a su armario para sacar su chaqueta de tono burdeo para colocarsela, juntó a una bufanda de lana color negra.

— ¿Qué haces?— preguntó el vampiro viendo ligeramente divertido el cómo la pequeña mortal se colocaba las prendas rápidamente.

— Siempre eh querido ir de paseo al bosque de noche— habló colocando su mochila con el tanque en su espalda y ajustando las correas en sus brazos.

Jasper sonrió sin mostrar sus dientes— ¿Segura que puedes?

— Vamos, no seas gallina— golpeó su brazo divertida.

— ¿Gallina, eh?— en un rápido movimiento la atrajo a él sin hacerle daño— Abrázame— ordenó alzando a la chica con facilidad quién de inercia rápidamente rodeó con sus piernas las caderas del chico.

— Quiero retractarme de lo que dije— habló rápidamente y con cierto nerviosismo en sus palabras al ver que el vampiro caminaba hacía el balcón.

— Oh, no. Ya es muy tarde— la aferró más hacía él sujetándola de la cintura y dió un gran salto, pudo sentir como la chica ahogaba un gritó escondiendo su rostro en el hueco que había entre su hombro y cuello. Una vez en el suelo, río ya que la chica estaba aferrada al máximo de él. Sus piernas y brazos lo rodeaban con todas sus fuerzas— ¿Quién es la gallina ahora?

— Si que eres vil— bromeó dejando sus pies en la tierra.

— Eso duele— ambos rieron, pero rápidamente callaron al recordar a los padres de Clare— Y dime, ¿dónde quieres ir?— se acercó y colocó un mechón detrás de su oreja que se había escapado por el saltó.

La castaña rojiza sonrió y Jasper pudo ver un singular brillo en sus ojos.

— Llévame a la cima de un monte, dónde el viento sople y pueda ver las estrellas— el rubio miró hacía arriba percatándose que era una noche sin nubes, dónde podía ver las estrellas con claridad.

B R E A T H-Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora