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Bella condujo hacía su casa después de ver la táctica que utilizarían para la encubrir su olor.

— ¿Debería invitar a mis profesores?— preguntó Clare frunciendo el ceño y su nariz mirando la libreta que le había tomado prestada a la humana.

— ¿De verdad te gustaría tener al señor Berty ahí?

— Uhm. No, gracias— murmuró escribiendo el nombre y dirección de Emily y Sam.

Miró la lista y notó que tenía a toda la manda en esta, tal vez estos no asistirían por el tratado o algo así, pero tenía la fe de que asistieran. De familiares no tenía mucho ya que su madre, Vanessa, era hija única y los padres de ella ya habían fallecido. En cambio Henry sólo tenía un hermano, y a su padre, su abuelo por lo que los anotó a ellos dos solamente. Eran pocos los Sweety que quedaban en el mundo.

Alzó su mirada al notar el característico olor a el perfume dulce de Alice, cuando pasaron la curva notó a la distancia el glamuroso porche amarillo canario de la pequeña Cullen estacionado a las afueras de la casa de Bella.

— ¿Qué está haciendo Alice en mi  casa?— interrogó curiosa la mortal estacionando fuera de su casa, ambas bajaron mirando como en las escaleras estaban Charlie y la pequeña Cullen platicando animadanente.

— Bueno Alice, ya no te pierdas— dijo a modo de despedida el sheriff girando para entrar.

— No lo haré— rio la pequeña vampira de cabello corto caminando hasta las recién llegadas.

Bella y Clare la miraban con una sonrisa entre diversión y confusión a la vez.

— Tu coartada para la batalla está arreglada— informó la inmortal a la humana.

— ¿En serio?

— Le dije a tu padre que toda la familia se irá de campamento, y entonces nos quedaremos en mi casa. De todos modos Charlie piensa irse a pescar.

— ¿Charlie?— interrogó Bella— ¿Ahora son los mejores amigos?— rio divertida mirando a la chica de cabello corto.

— Pues le gusto.

— Eso es injusto, a mi ahora solo me deja estar media hora ayudándolo con sus papeles ya que me dice que hablo demasiado y no lo dejo concentrarse— expreso con falso disgusto la neófita causando la risa en ambas.

— Te adora, de hecho acepto definitivamente cuando le dije que también irías tú— le contó Alice con una sonrisa—. Rosalie ya está en tu casa pidiéndole permiso a tu padre para la pijamada. Y adivina, tu padre ya acepto.

— Genial— suspiró con una sonrisa en sus labios al saber que Alice ya había visto la decisión de su padre.

La pequeña Cullen dirigió su mirada esta vez a Bella.

B R E A T H-Jasper HaleDonde viven las historias. Descúbrelo ahora