T'Challa caminaba dentro del edificio donde trabajaba, directo a su oficina.
Eran las siete en punto de la mañana, cuando llegó al lugar, todos estaban en sus puestos, trabajando rítmicamente y esperaba, organizadamente.
Bostezó ante la idea de irse acercando hacia su oficina, por un momento desearía no ser presidente de su propia compañía, más cuando veía el trabajo ya hecho y concretado, se le llenaba el alma de orgullo.
—T'Challa, estás en problemas.—La voz de Okoye, su secretaria, que era más una amiga que otra cosa, lo sacó de sus pensamientos de asesinato.
—¿Qué sucedió ahora?—Cuestionó el hombre, mientras se sentaba en la silla del lugar.
—Tienes una demanda por millones de dólares, es la compañía con la que firmamos hacía una semana, alegan que el vibranium se les fue entregado en malas condiciones, y todo sabemos que no es así.—Informó la mujer, mientras dejaba unas carpetas en el escritorio de la oficina.
—Muy bien, que el abogado se encargue de eso.—Contestó T'Challa, mientras hojeaba las carpetas.
—Ese es el segundo problema... despediste al abogado hace dos semanas.—Okoye le hizo saber, a lo que T'Challa gruñó y dejó violentamente una de las carpetas en el escritorio.
—Pues consigue a alguien, Okoye. Ya sabes que hacer, consigue a alguien competente, necesito ese asunto resuelto lo antes posible, ¿entendido?—Enervó el wakandiano, a lo que Okoye nada más asintió con la cabeza y se dirigió de vuelta a su escritorio.
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
En cuanto James entró a su oficina, observó una montaña de carpetas en su escritorio.
Lo cual, lo hacía muy feliz, ahora podía olvidarse de sus problemas, ahogándose en trabajo.
—Siento interrumpir lo que haya estado haciendo, pero tiene una llamada muy importante.—Anunció su secretario, a lo que le indicó que la transfiriera a su línea.
—¿Con quién hablo?—Preguntó Bucky, mientras se encargaba de leer lo que había en su escritorio.
—Están demandando a la compañía en la que trabajo por millones de dólares, por agravio. Así que necesitamos un abogado lo antes posible, y que más afortunado que el mejor abogado de todo el país.—Explicó la mujer detrás de la línea a lo que Barnes rodó los ojos.
—Justo porque soy el mejor abogado del país debería saber que estoy muy ocupado, mi trabajo no es un juego, no puedo tomar su caso y dejar los demás detrás, así que le pido de favor que haga una cita con mi secretario y espere su turno para ser atendido.—Contestó el ojiazul en un tono firme, mientras apartaba una de las carpetas que había en su escritorio.
—Es la compañía Udaku, señor. No tiene idea de cuanto podrían pagarle.—La voz detrás de la línea dijo, en el momento en el que escuchaban el nombre de la compañía todas las personas cambiaban de parecer, así que por eso Okoye lo mencionó, una sonrisa se formó en su rostro al saber que aceptaría.
