Parte 6 Matemáticas

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Los días iban pasando y yo solo podía pensar en el viernes, al fin era jueves. Estábamos en clase de matemáticas aplicadas, el profesor nos había dejado que hiciéramos los ejercicios del tema que había explicado.

-Marizza.- Me gire hacia donde Marcos estaba.

-Dime, que necesitas.

-Podrías venir esta tarde a casa, y me explicas un poco estos ejercicios.

-Eh, si claro si quieres a la salida de clase vamos.

Me sonrió y me gire de nuevo, no sabía que me pasaba pero no tenía realmente ahora ganas de ligar a Marcos, sabía que estos días sin Pablo nos habíamos acercado más, incluso un día me acompaño a casa, hablábamos mucho, pero no sentía esa chispa especial... En el fondo esperaba que al aclarar las cosas con Pablo pudiera volver a la normalidad con el mundo, porque hasta Mía se daba cuenta que vivía en las nubes.

-Acuerdate que nos vamos juntos a casa.- Me dijo Marcos mientras guardaba mis cosas ya había tocado el timbre y salíamos todos de clase.

-Si claro, nos vemos fuera voy a ver si me encuentro con Mía.

-Chau Manu, nos vemos mañana.-Le di un beso y fui en busca de mi consejera.

-Al fin te encontré.- Estaba fuera como buscando a alguien Pilar ya se había ido, y se puso nerviosa al verme.

-Nena me asustaste.

-Si ya me di cuenta, ¿A quién esperas?, está claro que a mí no.

-Bueno está bien, esperaba ver a Manu.- Me dijo sonrojada.

-Estará a punto de salir, porque no me habías dicho te puedo ayudar con él.

-No quería agobiarte con mis cosas.

-Hay Mía tus cosas son mis cosas así que te voy a ayudar con eso, por cierto me voy a casa de Marcos.

-Enserio, ¿Y eso?

-Me dijo que le ayudara con unos ejercicios, pero no se ya sabes que estos días se ha acercado mucho a mí.

-Sí, lose pero tú que piensas.

-Yo solo quiero aclarar las cosas con Pablo y que se me vaya de la cabeza.

-Bueno nos vamos ya.- Me dijo Marcos.

-Si claro, Manu podrías acercar a Mía a casa es que me voy a ir con Marcos.- Mía me puso una cara de asesina, ya me lo agradecería, sabía que acabarían juntos.

-Sí, claro Mía toma ponte este casco, espero que no tengas miedo a ir en moto.

-Claro que no.

Se subieron los dos en la moto y se despidieron con la mano, Mía estaba agarrada a la cintura de Manu. Marcos y yo caminábamos hacia su casa íbamos hablando de tonterías y riéndonos, la verdad me lo pasaba muy bien cuando estaba a su lado.

-Marizza, que te paso esta semana.

-Nada, porque lo dices.

-No se estabas como muy pensativa, incluso pensé que era por Pablo.

- No nada que ver, será que no estoy acostumbrada a no pelear con él.- Comencé a reírme, tan obvio era que estaba cambiada, pero mañana todo volvería a la normalidad yo a pelear con Pablo y a dejar de sentirme atada a un beso que nunca debió pasar, en mi cabeza había pensado todas las opciones de porque Pablo me había besado, pero necesitaba que me lo explicara. Llegamos por fin a casa de Marcos, que estaba bastante cerca de la mía, entramos y no había nadie.

-Y tus padres.

-Trabajando, ¿Comemos?

-Sí, me muero de hambre.

Comimos pasta con una deliciosa salsa de tomate, no me gustaba mucho estar a solas con Marcos en una casa, esperaba que no intentara nada, no sé porque pensaba así Marcos no era de esos que cada día va con una diferente, no es... Pablo y es que en todo tendría que salir me daban ganas de estrangularme cada vez que pensaba en él.

-Vamos a mi cuarto, así empezamos con los ejercicios

-Sí, te sigo.-Estaba asustada, su cuarto, solos, pero él agarro mi mano y me condujo por la casa hasta llegar a su habitación, abrió la puerta y entre detrás de él, nunca había entrado a una habitación de un chico y para mi sorpresa estaba bastante ordenada, pintada de blanco con una gran cama, daba ganas de saltar sobre ella, tenía y armario y debajo de la ventana estaba su escritorio, y al lado había un corcho con un montón de fotos con sus amigos y por supuesto Pablo salía en casi todas, se nota que son grandes amigos, eso me hizo pensar sabría Marcos mi beso con Pablo, igual por eso se acercó a mi estos días, para intentar sonsacarme información para su amigo. Me senté en una silla y el en otra y comencé a explicarle cada uno de los ejercicios.

-Te quedo claro, aquí es despejar la X.

-Todo parece fácil contigo.

-Que exagerado, solo presto atención en clase nada más.

-Eso será, entonces la culpa es tuya que yo no atienda.

-¿Mía, porque?

-Por qué no hago más que mirarte, no puedo despegar mis ojos de ti, eres tan perfecta,-En estos momentos estábamos cara a cara, nos mirábamos a los ojos y si darme cuenta corto la distancia y me beso.

Continuara...

Del amor al odio  #PablizzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora