Parte 5 ¿Donde esta Pablo?

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Pablo y yo estábamos besándonos en la playa de la casa de verano donde vamos con nuestros padres, estábamos solos no había nadie más tumbados en la arena de la playa, sin importar nada ni nadie sus labios estaban pegados a los míos sin poder separarlos su lengua jugaba con la mía, yo introducía poco a poco mi mano dentro de su camiseta, tocaba su torso firme nos separamos unos segundos para tomar aire, nos mirábamos con pasión a los ojos, volvimos a besarnos, poco a poco él también se atrevía a tocar mi cuerpo yo ardía en deseos que tocar cada centímetro de su cuerpo.

-Eres única- me susurro al oído.

-Y tú, no sabes cuánto- le decía en susurros en el momento que nuestras bocas se separaban.

Decidida a subir un nivel más me subí encima de él y me quite la camiseta que llevaba quedando solo con el sujetador. Pablo me miraba con deseo, me deseaba tanto como yo a él, continuamos besándonos, le quite su camiseta, no quería que parara de besarme de tocar cada centímetro de mi cuerpo, besaba mi cuello bajándome los tirantes del sujetador hasta que al final decidió desabrochármelo, y comenzó a lamerme los pechos, yo soltaba pequeños gemidos, cambie de posición estábamos de lado cara a cara e introduje mi mano en su pantalón, se notaba ya su palpítable erección y comencé a masajeársela, él ponía los ojos en blanco y daba pequeños gemidos, su manos en eso momentos se introdujo en mi pantalón tocándome en el centro de mi intimidad que ya deseaba sentirlo a él.

-Dale pablo, te necesito ahora dentro de mí- Le suplicaba entre gemidos.

-Te deseo tanto- No dejaba de besarme cada parte de mi cuerpo.

Me cogió de la mano y nos fuimos corriendo al agua, antes nos habíamos quitado la ropa que nos faltaba, una vez dentro cuando el agua nos cubría lo suficiente, me subí encima de él y por fin lo sentí dentro de mí, era tan placentero sentirlo era como si fuéramos dos piezas de un puzle y encajáramos a la perfección, entre gemidos y besos llegamos juntos al clímax, me baje encima de él agotada, estábamos abrazados mirándonos a los ojos.

-Te amo Marizza.

Me desperté sudando y jadeando, no podría haber tenido ese tipo de sueño con Pablo y lo peor es como me había gustado, me fui a darme una ducha fría necesitaba relajarme y dejar de pensar en él de esa forma ese beso me había trastocado y lo peor que no sabía cómo mirarle o ni si quiera que decirle.

-Marizza, cariño ¿te despertaste?

-Sí, mama- dije bajando las escaleras.

-Apúrate que llegaras tarde.

Me tome en café que mi madre me había preparado y salí de casa comiéndome una media luna, sin poder evitar me fije en casa de Pablo cuanto antes lo enfrentara sería mejor, pero él no salió, así que me dirigí hacia el instituto, una vez llegue era tarde y me toco irme a mi clase sin poder hablar con Mía llegue y estaban todos ya sentados solo faltaba la profesora, Pablo no estaba, solo estaba Marcos y Tomas, me senté al lado de Manu.

-Se te pegaron las sabanas hoy.-Decía Manu mientras se reía.

-Algo así no dormí bien.

En ese momento entro la profesora y no pudimos hablar más, sin saber porque no paraba de pensar en Pablo, porque no había ido a clase, seria porque no la quería enfrentar, no sabía como pero necesitaba saber que le había pasado.

Acabaron las primeras horas de clase y se acercó al lugar donde se sentaban Tomas y Marcos, Sol.

-Chicos, porque Pablo no vino hoy.

Del amor al odio  #PablizzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora