Parte 31 Te Quiero

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Narra Pablo

Con Marizza a mi lado sentía que podía luchar contra el mundo entero, después de darnos unos cuantos besos, decidimos salir de nuestro escondite, ya la cosa se nos estaba yendo de las manos, me tocaría esperar a la noche para poder estar a solas con ella.

Salí yo primero, y me dirigí de nuevo al salón.

Sergio- Bueno creo que ya es hora de marcharnos.

Diego-Si yo también me voy a ir, tengo que empezar a preparar las maletas.

Lo odiaba era el lame culos de mi padre, en ese momento aparecía Marizza, no podía dejar de sonreír y mirarla como si fuera la cosa más perfecta sobre el universo.

Mora- Pablo, ¿hijo te pasa algo?, te quedaste mirando a la nada.

Pablo-No mama, que decías.

Sergio- que ya nos vamos, que te despidas.

Me despedí de Martin y Sonia, ahora tocaba el turno de Marizza, tenía que ser una despedida normal, no quería que nadie se enterara de lo nuestro, porque sabía que lo estropearían, me acerque a ella, para darle dos besos inocentes, ella se acercó demasiado a mí, sobre todo a mi oreja, me la mordió y sentí recorrer dentro de mí un escalofrío.

-Te estaré esperando esta noche.

Me separe de ella, aunque me costó una eternidad, detrás de mí estaba Diego, me aparte y él se acercó a despedirse de ella.

-Bueno, Diego, espero que no nos volvamos a ver.

Diego no dijo, nada mientras Marizza sonreía triunfante, nos fuimos de casa de los Andrade, mi padre estaba delante nuestro con Diego hablando, no me gustaba nada la confianza que estaban cogiendo, la verdad Diego sería el hijo que mi padre hubiera querido yo en cambio no me interesaba para nada los negocios familiares y mucho menos el bufete, el derecho no me interesaba nada, yo quería contribuir en la vida, salvar vidas, aportar mi granito de arena, estaba pensando en mis cosas cuando mi madre me saco de mis pensamientos.

-Hijo, te puedo preguntar algo.

-Sí, mama dime.

- ¿Qué hay entre tú y Marizza?- Me quede en silencio no sabía que contestarle era la segunda vez que mi madre me preguntaba por ella.

-Ya te dije que nada, solo somos amigos.

-Yo noto en sus miradas que se quieren, además estaba dispuesta a dejarlo todo e irse contigo.

-Pero eso es por Diego, solo somos amigos de verdad.

-Bueno si tú lo dices, la verdad me gusta mucho la pareja que hacen, en sus miradas, se nota que hay mucho amor, ojala no te tuvieras que ir.

-Yo tampoco me quiero ir, me toca alejarme de todo lo que quiero, para seguir las órdenes de papa.

-Me apena tanto, intente hablar con él pero ya sabes cómo es, me hubiera gustado tanto que Marizza hubiera podido viajar contigo.

-A mí también, me voy a sentir muy solo.- Mi madre me abrazo y empezaron a caernos ambos lágrimas, no me gustaba ver a mi madre así, pero con mi padre no podíamos hacer nada más que ceder, lo único que si estaba pensado llegando el momento de escaparme con Marizza si le contaría, tenía tanta suerte de tenerla a mi lado, cuantos años había perdido, teniéndola tan cerca era maravillosa en todo, me apenaba separarme de ella, por eso iba a intentar pasar a su lado el mayor tiempo posible.

Mi madre y yo nos separamos hasta llegar a casa, mi padre se paró al lado del coche de Diego, porque seguían hablando y parecía que no querían que nos enteráramos, al pasar a su lado se callaron.

Del amor al odio  #PablizzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora