Parte 22 Vuelta a la realidad IV

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Narra Marizza

Mi madre trajo la cena y empezamos a cenar en silencio, todo era demasiado incomodo, no soportaba que Diego me miraba con superioridad, pero estaba muy equivocado no iba a salirse con la suya.

-Bueno, hija como te decía ayer, Diego está estudiando derecho aquí en la ciudad.

-Ah sí, y que tal son tus notas, Diego.

-Esto... Normales, tampoco creo que sea muy importante.

-Para mí si lo es, al final la empresa está a mi nombre y no quiero que nadie me deje en ridículo.

-Bueno, hija tampoco es para tanto, yo sé que Diego es un buen chico.

-Tú pero yo no y al final la empresa es mía y de Pablo, tenemos derecho a opinar.

-Ya sabes cómo es Sergio, Pablo en esto no opina además, Diego y él ya se conocieron hoy, e incluso eligieron despacho.

-A mí, me da igual, lo que hayáis echo hoy, nadie pidió mi opinión.

-Lo siento Marizza, pero ya es una decisión tomada la próxima semana Pablo y Diego se instalaran en la nueva empresa.

-Como queráis, te advierto Diego que no me doy por vencida y no te quiero en mi empresa.

Me levante de la mesa y fui al baño, sabía que no podía hacer el feo de irme a mi cuarto, aunque en verdad tenía ganas de buscar a Pablo, ya iban a dar las 11:00 y no se iban, hacía poco habíamos acabado el postre y volví a sentarme en la mesa, optaron por no tocar el tema de la empresa, aunque si quería saber cómo había sido el encuentro entre Diego y Pablo, juntos no íbamos a permitir que Diego se metiera en nuestras cosas, sabía que algo tramaba no paraba de sonreír con insuficiencia, lo odiaba, fui a la cocina a llevar los platos y me siguió.

-Sabes, me encanta tu casa, nose porque no me trajiste cuando éramos novios.

-Vete a la mierda, aquí no vas a volver.

-Claro que no la próxima semana me iré con Pablo, que por cierto está encantado con la idea de irse lejos.

-No te creo nada, se nota que estas molesto porque otro me lo hace mucho mejor que tú.

-Él no parece estar de acuerdo contigo, me dijo que se notaba tu falta de experiencia, que está acostumbrado a otro tipo de chicas.

-No me hagas reír, orgullo herido se llama, y yo de ti no me haría las maletas, no vas a representar nada en mi nombre.

-No ves que esta todo ya cerrado, tengo un contrato, incluso ya me están buscando un apartamento, no vas a joderme la oportunidad.

-Me importa una mierda el contrato, lo que diga mi padre o Sergio, Pablo y yo somos los dueños, chasqueó mis dedos y te vas a la mierda.

-Yo de ti no me haría la jugaría, porque si no le diré a tus padres lo que tienes con Pablo.

-Me estas amenazando.

-Sí, conmigo no vas a jugar Marizza, esta vez gane.

-Ni pienses que me voy a dar por vencida, voy a destruirte.

Di por finalizada la conversación, volví al salón por fin parecía que ya se iban a ir de mi casa, pensaba hablar con mi padre seriamente, no permitiría que Diego entrara en la empresa.

Me despedi con falsedad deseando que se fueran por la puerta y borra la sonrisa de Diego de mi vista, lo odiaba y no iba a permitir que Pablo se fuera ni que ese idiota me representara.

-Marizza, fuiste un poco grosera con el chico.

-Lose mama, pero tengo mis motivos, no lo quiero trabajando para mí.

-Es lo que hay ya firmamos un contrato y a Sergio y a mí, nos gustó el chico.

-Pero la empresa realmente no es vuestra.

-Sí que lo es, nosotros nos estamos encargando de todo.

-Te olvidas que está a mi nombre.

-Eso era por un trámite nada más, nunca te han interesado los negocios y no voy a dejar que te metas en esto.

-Me da igual, are lo que sea para sacar a Diego de MI empresa, tenlo por seguro.

Lo deje con la palabra en la boca y me subí a mi cuarto, no necesitaba escuchar nada más, mi padre parecía la sombra de Sergio se comportaba como él, pero sabía que algo se me ocurriría para sacar a Diego.

Subí a mi cuarto con la esperanza de ver a Pablo en la ventana pero como la noche anterior, lo tenía todo cerrado y su coche si estaba, por lo que había regresado de entrenar, me puse el pijama y me coste con la ventana abierta, con la esperanza de que entrara en la madrugada.

Al día siguiente me desperté realmente preocupada, no tenía noticas de Pablo y estaba loca por verle, juntos podíamos buscar una solución a todo este lio, al final éramos los dueños, había empezado a cavilar que estuviera enfadado conmigo, sospechaba que Diego podía ser el culpable así como había intentado meterme mierda a mí de Pablo, y al final amenazarme, tenía ganas de matarlo con mis propias manos, no iba a salirse con la suya, Pablo y yo juntos lo enfrentaríamos todo.

Baje corriendo como siempre con la esperanza de salir a la vez que Pablo, pero su coche ya no estaba allí, esperaba que hoy si fuera a clase, camine lo más rápida que puede para poder cogerle y hablar a solas antes de clase, al llegar al instituto vi su coche aparcado y suspire con tranquilidad, de verdad deseaba mucho volver a verle, estar a su lado, sentía que podía hacerle frente al mundo entero.

Fui hacia la cafetería, esperaba encontrarlo allí con sus amigos, pero no fue así, solo vi a Marcos y a Tomas, en otro lugar Mía hablaba con Manu y Pilar, salí sin que me vieran y fui en su búsqueda, busque por todo el colegio, solo me faltaba el patio de atrás, ahí fue donde lo encontré sentado en el escalón.

-Por fin te veo, te echaba de menos.- Intente acercarme a él, pero se separó, estaba con unas gafas de sol y la capucha puesta.- ¿Se puede saber qué pasa? Llevo desde ayer esperando verte, si es por lo de nuestros padres, no te preocupes no voy a dejar que te vayas.

-Me da igual, me voy a ir de todas las maneras.

-Por qué dices eso, tú no quieres irte, tienes sueños aquí.

-Mi padre no me va a permitir ser feliz estando aquí... Sera lo mejor que me vaya, también para ti...

-Para mí, ¿Por qué?, yo no quiero que te vayas.

-Dime, porque no quieres que me vaya.

-Porque te necesito a mi lado

-En tu cama... querrás decir.

-No sé a qué viene eso, me ofendes con tus palabras de verdad yo quiero ayudarte.

-Pregúntale a Diego... Él fue quien me lo dijo.

-No lo puedo creer a ti también te fue con un cuento, sea lo que sea que te dijo te mintió, a mí también me dijo cosas de ti y no me las creí, pensaba que teníamos algo diferente.

Sonó el timbre y dimos por finalizada la conversación, entramos en la clase en silencio y cada uno se sentó en su lugar.

Continuara.......

Del amor al odio  #PablizzaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora